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Megaemail n° 2

¡Buenas noches, mi querida maestra! 

Madrid pide la palabra! Normalmente hoy ya me acostaría, mañana por la mañana me levanto otra vez para ir a la uni pero Inma me dijo que hoy iba a venir nuestra segunda compañera de piso, probablemente llegue entre las 11 y 12 de la noche y a mí no me apetece conocerla por la mañana y en pijama. He pensado como aprovechar casi dos horas y en ese momento sonó su mensaje. Bueno, un email ya lo tiene leído, llega la hora de ponerme a escribir el segundo. 

Por anticipado (y de hecho también regresivamente), me disculpo por los errores – fallos y gazapos, simplemente hay tanto que decir que escribo rápidamente antes de que todo se me escabulla de la cabeza y se me vayan a ocurrir "x" otras cosas que quiero compartir con usted. 

Pues quería empezar con lo que había sucedido durante esa semana y yo le escribí el martes por la noche. Es que aquí en Madrid vivo tantas cosas que me parece imposible describirle solo cinco días. 


todavía el martes 10 de septiembre

Olvidé jactarme de que aquí me paraban los españoles y me preguntaban por el camino y yo – en la mayoría de los casos – era capaz de ayudarles. Me alegro por cómo de bien me oriento aquí en Madrid. Fue mi propósito igualmente cuando empecé a vivir en Praga. Ese día por la mañana no me quedó tiempo para desayunar y por eso a mitad del camino al rectorado donde tenía que anunciar mi llegada a Madrid, me pasé por una churrería en una esquina de la Puerta del Sol a tomar un desayuno bastante típico de los españoles – "churros con chocolate", o sea, esas barritas fritas encorvadas que a usted en la foto de mi prima Katka le habían evocado salchichas :-). No suelo comerlas, no me gustan tanto, además de que no me hace bien la comida frita por la mañana, pero me dije que dentro del marco de la conversación, del aprendizaje de pagar en euros y de empaparme en esa cultura simplemente iba a tomarlas. 


el miércoles 11 de septiembre: 

Hoy por la mañana antes de salir del piso al metro he oído unos sonidos raros. Algo he sospechado, no he querido admitirlo pero luego me dije que sería mejor ser realista que optimista y regresar a por el paraguas. Sí. Abrí la ventana, me asomé y comprobé mi sospecha. Diluviaba. No que "lloviznaba un poquito". Llovía a mares. La verdad es que tengo el paraguas pero en cuanto a los zapatos unos son bailarinas, otros son de tacón y los terceros mocasines permeables. Afortunadamente, lo pasé corriendo, ya que el metro lo tengo a la vuelta de la esquina. Después Inma se reía de mí al contarle toda asustada que por la mañana había llovido. Me explicó que yo podía estar contenta de que durante el día cesó, ya que en Madrid -según dicen- funciona de tal manera que si por la mañana empieza a llover, pues llueve todo el día, igualmente si sale el sol, entonces brilla todo el día. Hoy también me he enterado de que mi escritor favorito Benjamín Prado, a cuyo recital juntado con el concierto iba a ir, publicará el próximo jueves dos libros nuevos y los presentará en un evento. Ojalá tenga la suerte de pasarme por allí. También por fin, aunque difícilmente, me va saliendo bien cocinar "mis comidas". (*explico: me gusta cocinar según la macrobiótica


el jueves 12 de septiembre: 

En la clase aprendimos unas frases bastante útiles, así que me gustó. El camino de vuelta fue precioso y también hizo un tiempo maravilloso. Por fin encontré el aceite de girasol. Los españoles se enorgullecen de ese de oliva, ese está en todas partes pero según mi opinión sencillamente pertenece a la cocina fría. Prensarlo difícilmente en frío durante la elaboración y luego tirarlo a la comida que se está hirviendo, horneando o friendo es una tontería. Después me pasó una cosa maravillosa! Logré encontrar la entrada para el concierto para el 4 de octubre (y me decía que a partir de octubre voy a dedicarme al estudio, jajaja). Lo que pasa es que se trata de una noche con un grupo de música para mí desconocido pero va a tener muchos invitados – por ejemplo a Loquillo (a él lo vi ya en junio durante mi escapada secreta en el concierto junto con Leiva y Ariel Rot), luego a Rubén Pozo (a él lo voy a ver con ese escritor Benjamín Prado) y un par de otros nombres famosos. La entrada otra vez no costó más de 10 euros y además tendrá lugar en esa bonita sala Galileo Galilei. No era posible resistirse :-). 


el viernes 13 de septiembre: 

No soy supersticiosa y para mí fue uno de los días más bonitos en Madrid (*explico: en la República Checa es el viernes trece considerado como el día de la mala suerte). Por fin me llegó la beca a mi cuenta, toda la burocracia la había tenido que tramitar en mi lugar mi hermana Markéta y sobre todo me la habían adjudicado para cinco meses y no solo para cuatro como había pensado. ¡Qué bien! A la facultad fui en el metro por una nueva línea (a través del centro, hasta ahora allí arreglaban carriles, así que estaba cortado), no había empujones, estuve sentada todo el viaje pero siempre tenía que hacer transbordo una vez en la estación Cuatro Caminos. Luego por la noche le conté a Inmaculada que no entendía en absoluto cómo esa estación se puede llamar así, que un nombre mucho más oportuno sería "Un millón de escaleras". En tiempo sale igualmente que el viaje anterior en el otro metro porque ese transbordo le ocupa a usted 4 minutos y a la vuelta de cada esquina donde uno ya espera el andén aparece otra escalera interminable. Pero voy a tener aquí un buen culo :-). La clase fue genial, hasta el momento la que más, por primera vez no me aburrí y sobre todo fuimos pocos porque del jueves al viernes se celebró una fiesta nocturna de bienvenida para los estudiantes de Erasmus en la discoteca (estas fiestas con personas borrachas no me gustan nada y las evito con todas mis fuerzas). Se notó de verdad cuando en la clase no había 35 alumnos sino 15. Sobre lo cual justo a usted no tengo que explicarle nada :-). Bueno, y el camino de vuelta – otra vez una preciosidad, pero sobre todo me había atareado a mí misma: por fin pasar por la filial del operador telefónico y arreglar la tarjeta SIM española, o sea, el número español de teléfono. La cola parecía para media hora pero salió bien. Justo la primera frase después del saludo fue "Soy extranjera", así que el vendedor se empezó a reír pero fue una cosa facilísima totalmente. Igual cuando quiso el pasaporte y yo le expliqué que no lo llevaba, que viajaba solo con mi DNI, entonces me dijo que en el futuro lo tuviese, que para todos los contratos preferían el pasaporte. Al pensar sobre eso, no tuve ningún problema en esa tienda así que no había logrado enganchar a ningún Raizito español :-) (*explico: La hija de la señora Dostálová vive en Londres donde hace unos meses en una tienda con móviles conoció a un chico inglés que le ayudó con un problema técnico y ahora es su novio, su nombre se puede traducir como "la raíz", por eso señora Dostálová utiliza para su casi-yerno el apodo amable Raizito). Mis padres me llamaron para decirme que habían recibido las postales, lo que me sorprendió. Qué rapidez! Ayer me acosté pronto porque Inma se había ido con una amiga a algún lugar para una fiesta (yo había sido invitada también pero de verdad necesitaba dormir y además mi español comunicativo sigue siendo trágicamente miserable). 


el sábado 14 de septiembre: 

Dormí mucho y bien, hasta las nueve y media. Por una parte, sin el estrés de no escuchar el despertador para la uni, por otra, porque había estado sola en el piso y sobre todo gracias a las persianas exteriores. Disfruto a tope que basta hacer un par de movimientos y en un instante en el cuarto tengo una oscuridad total, a la que no estoy acostumbrada en mi país, las persianas de mi cuarto checo dejan pasar la luz de las farolas, así que gozo más del sueño aquí. Y cuando Inma me preguntó qué era lo que más me gusta en Madrid, le dije que ese sueño porque cuando estuve aquí en abril y en junio se trató solo de una escapada y uno tiene la necesidad de ver lo máximo si casi enseguida vuelve a su país y cada minuto pasado en la cama se lo reprocha. Me acuerdo exactamente de como en junio después del concierto de Leiva y otros caí por el cansancio durante dos horas en la cama y me reñí mogollón a mí misma por estar metida en el hostal en vez de corretear por Madrid. Entonces holgazanear y dormir a mi gusto lo disfruto absolutamente y lo tengo como una satisfacción agradable ahora que estoy fuera de mi patria tanto tiempo. Durante el día llegó Juan, un amigo guapo :-) de Inma, se habían conocido en Alemania, y como Inma me había explicado, no son novios pero si lo había entendido bien Juan venía aquí a comer y a acostarse (con ella) :-). Parece que no quiere comprometerse. Pues le está claro a usted, eh? :-) :-) Yo durante el día tuve frío en la casa así que me decidí a salir un poco antes. Iba a recoger las entradas para el concierto con el recital de Benjamín Prado. Fuera hacía 30°C, así que al caminar pasé por el centro comercial de cinco plantas El Corte Inglés a enfriarme, luego descubrí el edificio de la ópera local, una hermosa plaza pequeña, después fui por una calle donde un montón de gente hacía cola en unas librerías y a la vez en esa calle mucha gente tenía mantas colocadas y en ellas libros puestos. Igual un mercadillo de libros, yo que sé... La venta de las entradas empezó a las 19 horas. Tenía tiempo, por eso fui por otra calle que la última vez, cuando me había encaminado allí a ese encuentro gratuito con ese argentino. Y bueno, eso fue una casualidad increíble o voluntad de Dios :-), es que encontré una tienda de alimentación natural pero verdadera, buena, perfectamente abastecida. Esos precios no eran tan terribles y además aceptaron mi tarjeta de crédito checa, lo que no siempre en tiendas pequeñas es posible. Pues yo estaba en el séptimo cielo, me llevé mijos, tofu natural y bebida de arroz con chocolate para probarla, hasta ahora había comprado solo la de soja. Toda entusiasmada continué a esa sala Galileo Galilei para la entrada. Entré pero no sabía si ir por la escalera arriba, si allí no se escondía la taquilla, pero al fin me dirigí a la barra para preguntar a los camareros. Me atendió un señor muy amable entrado en años. Decía que funcionaba de tal manera que tenía que decirle el nombre. Él reservaría la mesa a ese nombre para seis personas o para cuántas necesitase. Y que el próximo sábado en la entrada pagaré los 10 euros. Que al entrar en la sala tenía que decir a los camareros que tenía la reserva a este nombre y que ellos ya iban a atenderme. Bueno, ahora el nombre, señorita, por favor. Le digo ¿Solo el nombre, el DNI no lo necesita? Que de verdad solo el nombre si no es alguno raro (riéndose). Así que le respondí que yo era checa y que era Kristýna Horská. Que quizá sería mejor copiarlo de ese DNI y al fin se rindió (no entendía que entre "te" y "ene" tengo i griega y con acento :-)) y quería que se lo escribiese yo misma. Bueno, y eso fue todo. Me deseó buenas tardes y me aseguró que me iba a reservar ese sitio enseguida. Sentí una gran alegría por lo fácil que había sido y sobre todo porque esas entradas no se habían agotado enseguida, es que para mí es un acontecimiento que espero con mucha ilusión :-). Luego me pasé a comprar en esa misma calle el pan. Digo que quiero "algo como un pan normal" pero que no sé cómo se llama. La vendedora se rió y me dijo que la próxima vez pidiese "barra de pan" que en realidad no tiene nada que ver con nuestro pan checo, es una baguette larga (que al día siguiente está dura y se corta muy mal) pero con mi puré de judías sabe bien. En eso, Inmaculada miró fijamente el puré, igualmente Juan hoy por la mañana por primera vez en su vida ha visto el mijo y ahora tiene la sensación de que lo desayuna toda la República Checa :-). Bueno, y como estaba toda alegre porque todo había salido tan bien pues al caminar desde la panadería eché unas monedas a una mendiga que estaba sentada junto a la tienda. Aquí hay muchísimos y me daban muchísima pena!!! :-( De vuelta a casa tomé el camino opuesto y fui alrededor del Prado. Buscaba la postal con el museo para mi amiga Tereza, a la que le chifla el arte, que a mí no me llama la atención en absoluto, pero tengo que confesar que aunque el paseo junto al museo fue más largo, era precioso. El edificio es enorme, maravilloso y yo lo tengo casi a la vuelta de la esquina. Después de llegar, Inma y Juan me preguntaron por qué estaba riéndome tanto, así que les expliqué cómo había descubierto esa tienda bio donde además puedo pagar con tarjeta y sobre todo había logrado reservar la mesa para el concierto del sábado próximo. Luego se largaron, así que me acosté (antes de la medianoche). Regresaron a la medianoche pero aquí yo estoy tan cansadísima de andar que por la noche caigo en la cama y no tengo ningún problema para dormirme. 


el domingo 15 de septiembre: 

Dormí hasta las 10,30 (progreso, si continúo así, en enero ni me molestaré en levantarme). Juan salió a las 10,35 e Inma a las 10,40. Todos estábamos en la cocina estorbándonos mutuamente. Él no era capaz de asimilar esas bolitas amarillas llamadas mijos; seguía descifrando qué era. Inma intentaba explicarle que era algo como cuscús y él respondió que no sabía qué era cuscús :-). Él estuvo aquí todo el día, entonces por la tarde decidí coger el libro no acabado y por fin (!) ir al parque El Retiro, que lo tengo a la vuelta de la esquina. Estuve leyendo allí un rato pero luego empezó a haber un ruido tremendo, sobre el parque volaban helicópteros, era imposible leer tranquilamente, así que me levanté con intención de dar un paseo por el centro para lo que hace falta solo atravesar la avenida ancha Paseo del Prado. Sí, pero estaba cerrado. Y por todos lados había mazo de gente. Es que en ese momento por Madrid pasaba una vuelta ciclista, así que todo el mundo saludaba entusiasmadamente con la mano y voceaba y yo no sabía por dónde ni adónde ir. Por suerte, a las 18 todo disminuyó, abrieron un paso, por eso me puse en camino hacia la librería. Me compré el libro que anhelaba desde las vacaciones de verano cuando había leído la versión original. La novela de mi escritor favorito, Benjamín Prado, llamada "Mala gente que camina". Y me gustó tanto que me dije que cuando estuviera en Madrid, me la compraría. Y así pasó. Además, encontré ese libro que ahora leo en checo, así que me lo compré también en español. Lo escribió el psicoterapeuta argentino Jorge Bucay y se titula "Déjame que te cuente". Se trata de una colección de cuentos que tienen un toque terapéutico, es algo como el libro que tenemos en nuestro hogar "Cuentos budistas para ir a dormir", sabe. 

Pues, acaba de llegar esa española de Andalucía, bueno, realmente de Murcia, pero para mí todo lo que está debajo de Madrid es Andalucía. La ropa se lavó y la secadora terminó. Pues acabamos de presentarnos. ¡Dios mío, hice el ridículo otra vez! Yo automáticamente doy la mano en vez del besuqueo común. Al caer en la cuenta, quiero dar un beso a un lado pero como soy diestra instintivamente me inclino a la derecha, pero hay que empezar por la izquierda, o sea, auch - el choque. Y además Inma está riéndose de mi mano constantemente tendida. Y eso cuando yo había pasado toda la noche repitiéndome ¡BESO A LA IZQUIERDA, BESO A LA DERECHA! Mi gozo en un pozo. Me horrorizo ante el hecho de no haberlo aprendido hasta finales de enero y usted será una de las primeras que se percatará de eso cuando entre corriendo en el hogar y os bese a todos vosotros :-). 

Bueno, volví a espaciarme y otra vez no he podido ser más breve, otra vez no me quedan fuerzas para volver a leerlo y corregir los fallos, o sea, lo envío y en el momento voy a mandar también varias fotos. ¡Que todo le vaya bien! ¡El tiempo corre! ¿Qué tal Tobiáš – cómo le ha ido con el hogar juvenil? ¿Y el hogar juvenil está abierto? ¿Cómo está la señora Voříšková? ¿Y la señora Čecháčková? ¿Y sobre todo usted y los niños? No se estrese naaada con una respuesta, cuando tenga tiempo, aunque sea posible durante las vacaciones de Navidad, me escribe. Tengo claro que si le desaparece una ayudante, además al principio del año escolar, se nota. ¡Entonces tranquila, ánimo! Su mensaje me alegró muchísimo y ya nos pondremos de acuerdo sobre esa llamada de teléfono fijo a su hogar. Quizá salga bien :-). Voy a acostarme. Me espera – ojalá – otra semana genial. ¡Volveré a escribir! 


Kristýna desde Madrid :-) 

Y las fotos:

Bueno, fotos que adjunto: hay una foto de un mono de peluche – ¡¡¡ay cómo he podido olvidarlo!!! Cuando los padres de Inmaculada me alojaron aquí, me enseñaron también las habitaciones de las chicas. Y en la de Begoña (hermana de Inmaculada, todavía no la conozco) en la cama estaba sentado ese mono de peluche con un gorro ruso en la cabeza :-). Grité con entusiasmo "Aaaay, una mascota de peluche, también tengo una en mi país!" :-) Y la mamá, doña Clara, dijo: "Siempre puedes cogerlo prestado, sin ningún problema." :-). Pero ¡qué va! Por una parte pertenece a Begoña y, sobre todo, nada sustituye a mi Prďa. Aquel mono se lo enseñé a mi familia por el Skype y bromeaba con que mi desviación deja de ser desviación evidentemente, que es simplemente normal tener en casa un mono así y que debería reflexionar sobre sí mismo el que no posee ese animal grande y de peluche :-). pues mis padres estaban locos conmigo. Ay, y también adjunto una foto mía que sacó mi amiga Bára de Pilsen, que me había visitado el último fin de semana antes de irme a Madrid. Y el resto de las fotos: es una mezcla de todo – churros, o sea, mi desayuno; mis comidas macrobióticas; la vista del balcón; el aula donde tengo clase de español; el Prado; los libros.


















 

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