¡Mi querida maestra!
Cambio la táctica. No me sentaré al ordenador después de cinco días para escribir aquí algo cuatro horas sin parar sino que cada noche haré un resumen del día, el email lo guardaré y se lo enviaré en – ya probado- "el cincodial" (la analogía del plan quinquenal, entiende :-)). O sea, para usted nada cambia, solo yo quizá me acueste un poco antes. :-) Y sí, casi lo olvidaba – acerca de su pregunta: mi hermana y mi mamá estarán aquí 18.-21.10., simplemente dentro de una semana llegarán volando. Y nosotras dos ahora pasamos volando a la narración por la que probablemente usted tenga bastante curiosidad debido a cierto mensaje. Pero bien, vayamos por partes:
el lunes 7 de octubre:
El primo de las chicas, Alejandro, (¡y claro que durante la presentación en vez de lamerle las mejillas le machaqué la mano!) se fue. Bueno, debería ser primo aunque según el comportamiento de Begoña me parecía como si fuera su novio o por lo menos su amor secreto. Estaba fuera de sí por él. Le preparaba un café mientras él estaba tirado en el salón. Después de un rato los dos llegaron a la cocina donde yo preparaba la cena – el arroz y por fin logré cocinarlo en su punto y no se me se achicharró nada en el fondo. Genial. Me comunicaron que Begoña había hecho un café sin café, simplemente lo había olvidado echar en ese hervidor de acero inoxidable en el que había calentado el agua, así que al querido Alejandro le había servido el agua recocida, mezclada con leche. Entonces lo tiraron y Begoña volvió a poner el agua a hervir. Charlamos un rato, sin embargo, a continuación me fijé en que salía el humo de mi arroz aunque estoy segura de que había apagado la placa. Sí, sí. Begoña esta vez echó el café pero para variar se confudió en los pulsadores y la cocina inductiva arrancó en otro lugar del que había pensado. Pues, eso para aligerar, una instantánea del domingo. ;-)
Pues acerca de lunes. No podía dormirme pero rechazo admitir que tenían algo que ver aquellos dos cafés exquisitos con leche que me había pimplado al regresar del Rastro en esa cafetería maravillosa. Somnolienta por la mañana decidí saltarme la clase de inglés. Sí, soy una vaga de primer grado pero ¡ojo! ¡fue útil! La mañana libre "inesperada" por lo menos la aproveché para crearme el correo electrónico escolar (que –solo por cierto- debía tener hecho desde hace una semana pero el correo no es ni la reserva ni la entrada para un concierto, o sea, el tiempo de abundancia). A la uni fui para la segunda clase, concretamente, para Psicopatología de la edad escolar. ¡Ay, qué frase tan bonita!, me estoy dando cuenta ahora – a la uni FUI. ¡Mira! Y eso que se dice que soy una estudiante irresponsable. O sea, sí, estoy en la estancia de estudios, ya llevo aquí seis semanas e incluso FUI A LA UNI. Bueno, otra vez estaba un poco nerviosa, otra vez pensando en la huida a Chequia, pero a pesar de ello curiosa y con el ipod en las orejas. Entré en la clase y a unas chicas les pregunté si aquí ahora se enseñaba Psicopatología y al mismo tiempo al pronunciar el nombre de la asignatura tartamudeé (como casi siempre cuando hablo español) de tal manera que inmediatamente, para aclarar, añadí que era estudiante de Erasmus. Sonrieron, dijeron que sí, así que fui a sentarme al primer pupitre y esperé al profesor/a para preguntarle si podía asistir a esta asignatura siendo Erasmus. Llegó un señor entrado en años, bastante moreno vestido de traje y con corbata. Fui a él con esa pregunta y él lo único que me dijo era que sí, que por supuesto podía. No le interesaba en absoluto de dónde era, ni qué tal mi español, ni qué estudiaba. Así que estaba un poco en estado shock y me decía "Perfecto". A continuación a todos los estudiantes nos preguntó que a quién le faltaba ese papel de la clase anterior (esa clase saltada por mí el miércoles después de la reunión en el rectorado, ¿verdad, Horská?) que levantara la mano. Se trataba del programa, o sea, de las informaciones de qué iba a enseñar, por lo que ibamos a ser calificados, y etc. Me alegró tener por escrito que íbamos a hacer un test en el que habría preguntas con cuatro respuestas posibles, sin embargo la correcta sería solo una y por la respuesta incorrecta no se descontarían puntos. Y la asistencia no es obligatoria. Y la duración – 90 minutos dos veces por semana. Y luego empezó a hablar. Y habló, habló, habló... colorín colorado, y este tío todavía no ha acabado. ¡Hostia! ¡Él habló un montón pero para mi sorpresa ¡yo entendía un 90% sin problemas!, un 5% lo deduje y solo el 5% restantes no sabía ¿entiende? ¡En la clase sobre psicopatología con mi vocabulario como "el estribillo", "la cuerda", "la púa" y con otras expresiones ya imposibles de publicar! ¡Ay, me creció la nariz por el orgullo otra vez, me estoy volviendo Pinocho. :-) Simplemente soy una estrella – ¡estuve en la uni y entendía! El camino desde la uni (de hecho también el camino hacia ella) fue maravilloso como siempre – buen tiempo y callejeando por las calles diferentes. Pero qué me pasó... cerca de Atocha, junto al Prado, siempre tengo que cruzar una calle animada y junto al paso de peatones se quedaba un mendigo y pedía el dinero a la gente. Aprovecha de que ellos tienen que estar allí. Pues a mí él me da pena, me da muchísima pena igual que todos los demás a los que durante mis recorridos por Madrid encuentro. ¡Y a cuántos veo! Pero por otro lado, yo no puedo esponsorizarlos todo el rato de mi beca y del dinero de mis padres. Así que esta vez, porque no me siento nada bien mirándolo con tristeza o ignorándolo, ese paso lo pasé de largo y fui un poco más allá con la intención de ir por otro camino. Y gracias a esto (y a él) descubrí no muy lejos de mi domicilio el Carrefour express. Me alegré de que ya no tendría que arrastrar las compras desde El Corte Inglés lejano pero luego noté que no aceptaban tarjetas. Sin embargo, sigo teniéndolo en el camino y para una compra pequeña me vendrá bien. Pero sobre todo, en la caja puedo recargar el saldo español. Bueno, es posible recargarlo por la web, pero desgraciadamente no aceptan ninguna de mis tarjetas de crédito/de débito. :-) En esto tengo mala suerte, es otra cosa para la que aquí necesito el efectivo. Después de llegar a casa en el Twitter leí un mensaje de Anita. No sé si alguna vez ya le he hablado de ella. Ella es española, de Madrid, pero vive en París. Y allí en diciembre de 2012 Leiva tuvo un concierto (pensé incluso en volar allí). Y ella fue a ese concierto y luego escribió sobre él en su blog, que Google me había recomendado cuando -dentro del marco de aprender español por mi táctica, o sea, leer y escuchar todo lo que tenía algo que ver con Leiva- navegaba por la web. Era un reportaje bonito y eso también se lo escribí en los comentarios debajo del artículo. Bueno, y de eso ella estaba totalmente estupefacta que le escribiera alguien del extranjero y de algún modo nos quedamos hablando y de vez en cuando nos escribimos. Bueno, y ahora me preguntó qué me parecía Madrid, si sabía de esa serie en la que Leiva estaba en el coche componiendo una nueva canción y qué había de nuevo. Entonces presumí de esa agenda madrileña con el fragmento de Leiva y por eso estaba completamente pasamada, quería saber dónde lo había pillado, que también tenía que tenerlo :-). Así que le dije que en la FNAC, pero allí ya no puedo entrar. Tengo que ser severa conmigo misma o me quedaré sin dinero y moriré de hambre antes de que Leiva publique el disco por el que aquí tengo que fingir interés por el estudio, eh. Pero le digo, esos caminos de hoy (¿o tal vez las clases?) me cansaron de tal manera que antes de las nueve en mi cabeza nació un plan – profesionalmente lo llamaremos "El pijama y la cama. La señal: Enseguida." Sí, a las nueve intenté dormirme. Sin embargo, en el piso había bullicio así que no lo logré. Y además, usted en el mensaje me alabó muchísimo así que al final me dormí a eso de la una leyendo su mensaje.
el martes 8 de octubre:
Martes. No hay nada más que decir. Como la lectora asidua de mis emails ya tiene que presentir que el martes simplemente no es un día de estudios aunque al principio siempre aparenta que sí lo es. Pues, de qué se trataba esta vez: como pasé de aquella clase de inglés, pues hice muy bien porque, primero, es una lengua asquerosísima (¡pero a su Anička ni pío!) y sobre todo se enseña por la mañana y para colmo obligatoriamente cinco horas por semana!!! Bueno, y yo averigüé que había entendido mal las reglas de Erasmus y que aquí podía realizar cualquiera otra asignatura en vez de esta. Pues, después de ayer, como Psicopatología resultó ser muy agradable, repasé la lista de las asignaturas facultativas que aquí se enseñan entre las 13-16, solo 90 minutos/2x por semana y ¡eso ya es otro cantar! Y no añadí que ese Hablador Psicopatológico por un lado habló sin parar pero solo una hora y pico, y lo dejó unos quince minutos antes del final oficial. Así que de esos 90 minutos tenemos 70 (es que al principio esperaba la llegada de los tardones). ¡Y así debería ser – simplemente unas vacaciones como Dios manda! Bueno, y así que encontré una Didáctica del español desde las 15 hasta las 16:30 con que desde las cuatro y media me continua bien esa Psicología del Aprendizaje con esa profesora amable y con esos compañeros sociales tatuados y con rastas :-). Pero "ups", para esa clase ya tenía que tener un ejercicio cuya preparación había subestimado bastante y el martes de algún modo no me quedaba tiempo. Así que Horská se dijo: estamos otra vez a ese "martes encantado" y solo esto ya profetiza que aunque quiero ir allí no será posible, y si voy a esa Didáctica desde las 15 no debería excederme, simplemente al principio (espero que no me lo diga hasta la Navidad) lo tomaré paulatinamente y hoy iré solo a la primera clase. Y fui. Y "ups", estamos esperando allí, estamos esperando y después de 10 minutos los demás compañeros se levantaron y dijeron que si el profesor no había llegado, entonces la clase se suspendía. ¿¿¿Lo entiende??? Las 15:10 y yo en la facultad. Bueno, acaso algo entre el cielo y la tierra intentara darme la oportunidad y el espacio de tiempo para ese ejercicio por el que no quería ir a la segunda clase. Pero en ese caso, ese "algo" debería haber preparado un chaparrón o por lo menos una lluvia menuda... pero fuera había 25°C y bajo estas condiciones cualquier clase entre cuatro paredes Horská no la admite. Así que, después de ni veinte minutos pasados en la facultad, volví a dirigirme a casa diciendo "Ay, hija, es martes, eso simplemente no lo puedes cambiar" :-). Pero decidí sacar el libro de texto y de camino estuve traduciendo. También por fin atiné con un abanico conveniente para mí, por tres euros, en color lila que justo combinaba con esa pashmina mía, de hecho también con la suya. Lo que no sé, cuando combinaré la pashmina con el abanico :-) pero el color no cambia nada, es morado, sin otro diseño. Caminando por la calle Huertas, llena de esas cafeterías y esos bares agradables me di cuenta de que estaría en casa demasiado pronto. Bueno, en cuanto a las chicas, mi (no)estudio no es asunto suyo, sin embargo, un pequeño restraso no estaría de más. Así que acabé en una pastelería casera con un capuchino vienés y con una torta de zanahoria casera. ¡Y con ese libro de texto! ¡Ojo! No soy una holgazana tan grande que solo quiere haraganear, llenarse la barriga y no estudiar. Cuando llegué a casa, Begoña tenía el pelo planchado, pues la alabé diciéndole "qué listo" lo tenía, lo que significa lo contrario de rizado. Bueno, pensaba que significaba eso. Hasta que su cara, que oscilaba entre el espanto y la desesperación, me dejó claro que me equivocaba. Sí, pelo no rizado es LISO, en cuanto se mete allí "T" ya significa "inteligente". Nooo, maldita sea, cuando por fin recuerdo ese PEGAMENTO suyo, hago el ridículo con el pelo. Cuando regresó a casa Inma, gritó que estaba hasta las narices (o como en checo decimos "Que tiene los dientes llenos") de todo mientras yo le respondí que no era tan horrible como cuando Begoña tenía pelo LISTO. Bueno, todas nos reímos de eso y yo agarré otro libro de texto de español y examiné mi conciencia. Por cierto, luego me di cuenta de que para el pegamento conocía otra expresión, es decir "la cola" (de una entrevista de Leiva, claro :-)). Pero para no estudiar solamente (jajaja), pues a las nueve sintonicé Radio checa, escuché un programa dedicado a la obra de Zdeněk Rytíř, un letrista checo famoso, y a la vez pedí un paraguas nuevo (qué va, prohíbame ir a la FNAC, yo encuentro algún resquicio en otro lugar). ¡Pero si usted sabe cómo acabó ese bonito mío con diseño barroco! Y a Madrid seguro algún día llegará el otoño. Ahora solo hay que esperar que llegará a mi casa en Třebová a tiempo para que mi hermana y mi mamá puedan traérmelo. Antes de la medianoche subí al Facebook las fotos sacadas en la primera semana de octubre e inmediatamente después me di cuenta de que, en esencia, estábamos a miércoles y que en la web cada momento iba a aparecer el nuevo episodio con Leiva. Así que hasta la una lo vi, a la cama fui a las dos, hasta las tres intenté dormirme y a las cuatro me dormí de verdad.
el miércoles 9 de octubre:
El dormir desde las cuatro, el despertar antes de las nueve... ¡menudo día me espera! De la cama salí con aversión a las diez y me arrastré hasta la ducha. Sin embargo, no corría el agua caliente así que despertarme con respecto a la temperatura de la corriente fue más que brutal. Desayuné y me dirigí a la uni con la preocupación de que más me iba a pasar hoy. También por fin cogí el dinero anaranjado – así llamo las monedas de céntimos que pongo aparte ya que tienen el valor mínimo y yo aun así con ellas no pago, no lo sé y cualquier cosa más baja que un euro me parece como nada. Con ese montón anaranjado tenía cierta intención. A las doce salí del piso y me dirigí a la uni, de camino me sonreía (simplemente voy por Madrid, absorbo la ciudad y escucho el español, qué más puedo pedir) y los señores, eventualmente las señoras que pasaban cerca de mí me sonreían (esto es aquí muy amable, no como en nuestro país esas malas caras checas). Llegué hasta aquel paso de peatones y me decía "Espero, que, señor, estés allí cuando llevo conmigo esa pasta." El sin techo no falló. Y esta vez ni yo a él. Cuando traqueteó el vaso de plástico delante de mí y pidió insistentemente una ayuda, metí la mano en el bolsillo y eché allí esas minimonedas. Bueno, él miró boquiabierto, la gente alrededor de mí también se asombró y yo me decía que bueno, individualmente no podía ser absolutamente nada pero si lo acumulaba, entonces probablemente le ayudara bastante. Pues así que me dio las gracias mazo, "Dios te lo pague, niña", acarició mi hombro y yo le dije que de nada, yo misma me alegra de deshacerme de eso. Y continué en el camino, de nuevo por mi preferida calle Huertas, sin embargo esta vez giré más veces, yo misma no sabía el por qué. Y luego, en la Plaza de Canalejas, cerca de la plaza central Puerta del Sol, lo entendí. Leiva en una entrevista dijo que la oferta para grabar el disco la había recibido tal cual había soñado – a eso de las tres de la mañana en un bar le habló un tipo de la casa discográfica. Me acuerdo de como lo leí. De igual manera recuerdo como al rellenar la solicitud para esta estancia me decía que aparte de ir a Madrid debido a su disco y a su concierto, podría tropezarme con él no planeadamente en algún lugar en la ciudad, que simplemente de buenas a primeras apareciera delante de mí. ¿Y sabe usted que tengo en el horóscopo para este año? Lo tengo aquí: "Enseguida después del brindis de Año Nuevo tiene que darse cuenta de que está en el umbral de un año realmente extraordinario. Luego debería prometerse a sí mismo que tendrá cuidado con lo que desea porque sus deseos se pueden cumplir mucho más rápido de lo que pueda considerar posible." Yo, después de leerlo en la Navidad pasada, me eché a reír y, pues bien, empecé a desear: iré a un concierto de Amaral, y de Leiva, y a Madrid, y allí –sin ningún problema- más veces, y... pues si alguien tiene la astrología por una pseudociencia, es asunto suyo. Pues en cuanto a lo que probablemente le interese más. :-) Simplemente, sin planearlo giré a esa plaza con la inteción de ir a Sol por ella y entré corriendo en un paso de peatones donde parpadeaba la luz verde. Bueno, y en cuanto crucé a la segunda acera pasó cerca de mí un tipo. El sombrero gris en la cabeza – como lo tiene Leiva. La barba – como la tiene Leiva. Las piernas como palillos – como los tiene Leiva. Me pasó por la mente que quizá fuese Leiva de verdad y simplemente – ni sé cómo- me volví enseguida, rápidamente pasé corriendo de nuevo ese paso de peatones y como un imán seguí a ese tipo. Aunque mi cabeza protestaba y decía qué ingenua era, si Madrid tiene más de 3 millones de habitantes y ¿¿¿yo debería encontrarme con él así??? Pero no, necesité comprobar o desmentir mi sospecha. Fui detrás de él y él se daba bastante prisa. A mí me seguía corriendo en la cabeza que era una loca, que me comportaba como una adolescente, que tenía que ir a la uni, hostia, qué tonterías hacía, si iba en dirección totalmente contraria a la que necesitaba. Pero no había manera... Estaba de él a una distancia de ni cuatro metros y rezaba para mí misma para que él no se volviera. Es que hoy me puse los pantalones de color rosa y ese bolso verde así que era imposible no verme. Pero de verdad no quería perseguirle, créame, en ningún caso. Aunque reconozco que de estar vestida de forma poco llamativa, propablemente le seguiría – pero solo para disfrutar esa sensación de que se me ha cumplido algo que quizá es imposible cumplir ¡y además en el momento cuando menos me lo esperaba! Que realmente se trataba de él estaba claro cuando había mirado alrededor al cruzar la carretera y yo divisé sus pendientes y su nuevo tatuaje en la mano. Y en ese momento me dije claramente ¡Stop! e inmediatamente me dirigí hacia la ciudad universitaria. Corrí e iba bastante tarde, ya que había hecho un rodeo considerable, pero al aula llegué corriendo un minuto antes de la clase. Y además durante la carrera le escribí ese mensaje porque con quién otro podría compartir esa experiencia. Sí, y se me ocurrió conversar un poquito, simplemente a tres señores mayores preguntarles si sabían qué hora era cuando me fijé en los relojes que llevaban en las manos. Por supuesto no era capaz de decir una sola frase sin error y dije sin pensar si podía preguntarme en vez de preguntarles qué hora era. Probablemente no se oía pero yo sé sobre ese error y me dije "Menos mal que lo dejaste a Leiva en paz". La clase fue bien. Una compañera seguía interrumpiendo la explicación del Hablador con preguntas, a ella le interesaba saber cómo iba a reconocer esos problemas cuando fuese maestra y cómo iba a resolverlos. Eso me gustó mucho y la próxima vez se le diré qué guay es ver su interés y su reflexión desde un punto de vista práctico. Yendo a casa pasé a tomar un café por esa cafetería en la que había tomado dos cafés el domingo. Simplemente me gusta el sitio y de algún modo necesitaba asimilar todavía ese día de hoy... En casa las chicas charlaron en la cocina, donde yo estaba cenando, y me preguntaron qué tal. Dudé un poco de si hacerlas partípices de eso. No quería jactarme, si además, de hecho, no había con qué. Bueno, pero al final dije que hoy, de camino desde la uni, me había tropezado con un tipo. Entonces enseguida empezaron a sonreírse, Dios sabe qué esperaban, y yo continué: llevaba un sombrero, unos pendientes, un tatuaje y le guiñé el ojo a Emejota que también pertenece a sus fans. Sin embargo, ni ella, ni Inma con Begoña cayeron en la cuenta, riéndose me preguntaron si era guapo y yo solo dije que ese tipo era Leiva. "¿¿¿Leiva???, ¿¿¿Leiva???, ¿¿¿Leiva de Pereza???, ¿¿¿Quéééé dices, como que Leiva de Pereza???, ¡¡¡Dios mío!!!, ¿Y lo has parado?, ¿Le has dicho algo?, ¿Tienes una foto?, ¿O la firma?, ¡Pues habla!".
Sí. Sé que lo alcanzaría. Incluso tengo la sensación de que también sería capaz de decirle algo en español y que él no me mandaría a hacer puñetas porque aquí todos son amables y él en particular. Y tal vez se alegrara si hubiera dicho: "Soy de la República Checa, amo enormemente la música que haces, ahora mismo me suena aquí una canción tuya y en Madrid estoy, de hecho, solo para comprar tu nuevo disco e ir a tu concierto." Pero yo lo admiro tanto y respeto tanto su privacidad que ni la firma, ni la foto o simplemente su demora y mis "dos minutos de fama" probablemente merecen la pena. No sé. De todos modos, las chicas se sorprendieron, no entendían como podía estar aquí sentada delante del plato como si nada y solo dejar caer en la conversación que me había encontrado a Leiva. Que ellas lo gritarían desde la puerta de entrada para que lo supiera toda la casa, decían que yo estaba loca por no haberlo parado, que en España no se tomaba así y que la próxima vez no dudara. Y lo mismo me escribió también Anita, a la que al final también había decidido mencionar a quién me había cruzado en el camino hoy. Sí... la próxima vez... ay. :-) Pues, ¿qué opina usted? Yo no sé si era para desmayarse de la felicidad como me escribió usted...
el jueves 10 de octubre:
A la cama me voy aproximadamente a las dos porque vuelvo a llevar escribiendo unas horas este email y me digo que el cambio de táctica evidentemente no ha tenido efecto y lo único que me puede salvar es el cambio que se acerca del horario de verano al de invierno. ¡Pero cuántas experiencias aquí! No hay otra manera que solo hacer sin parar clic clac al teclado. Me levanto a las once, después de la ducha y la comida voy alcanzando trabajos pendientes. Sí, esos deberes en los que tengo que leer diez páginas de un módulo ambiental del trabajo social, responder cuatro preguntas y correr a la uni. Es que desde las tres -esperemos- tengo esa Didáctica del Español como Lengua No Materna. El texto logré leerlo pero las preguntas ya no. En ese caso debería ir por metro y yo no quiero privarme de mi dosis regular de la semi-carrera, sobre todo si voy a estar sentada un tiempo en la uni. El camino fue bonito. ¿Le he contado alguna vez sobre las madrileñas entradas en años que veo en las calles? Pues se trata de unas señoras que parecen una tras otra como Margaret Thatcher. Llevan el pelo peinado (al fin y al cabo, peluquerías aquí hay en cada esquina), unos pendientes llamativos y el pintalabios rojo. Algunas ya son tan mayores que el pelo no lo tienen, pero los pendientes y el pintalabios las adornan siempre. Vestidas de trajes de chaqueta, en la mano un bolso. Da igual si caminan o si se dejan llevar (en la silla de ruedas por el resto de la familia – ¡¡¡es que aquí todos están unidos!!!), la elegancia emana de ellas y evidentemente se alegran de no estar metidas en casa y poder estar en las calles. Encantador. Llegué a la uni y esperaba la clase. La profesora esta vez llegó y yo le pregunté si como estudiante de Erasmus podía asistir a la clase. Ella me preguntó si tenía que examinarme de esta asignatura y cuando asentí con la cabeza entonces dijo que si yo pensaba que con mi nivel de español lo lograría entonces sin ningún problema. Sí, me asusté bastante. Esta asignatura me la recomendó una chica checa que había estudiado aquí hace tres años y dijo que el examen era difícil, sin embargo, para los futuros profesores de español esa asignatura ¡era inestimable! Bueno, probablemente vaya a arriesgarme. Porque esa clase me interesó muchísimo. Es que la profesora empezó a hablarnos en serbocroata y todos nosotros nos miramos asustados entre nosotros y preguntamos si aquí de verdad había clase de Didáctica. Las compañeras me dijeron que sí, que ella solo quería demostrarnos cómo era enseñar a alguien con conocimientos cero. Así que nos enseñó a contar, preguntar por el nombre y el número de móvil y por la orientación en la ciudad. Luego lo debatimos. Pero lo chistoso era que ella, a propósito, para los españoles se había preparado una lengua totalmente diferente, o sea, eslavo, que a mí no me había parecido difícil, ya que por ejemplo los numerales eran bastante iguales. Y eso lo aprovecharon las chicas – cuando jugamos el bingo y ella decía esos números, entonces yo les soplaba qué podría significar PJET (en checo: pět, en español: cinco), OSEM (en checo: osm, en español: ocho) o ČETYRY (en checo: čtyři, en español: cuatro) :-). Además, era la única profesora que delante de todos había dicho "Tenemos aquí una estudiante extranjera de Chequia." Después me preguntó -en relación con el tema sobre la comunicación en lengua no materna- cómo me iba a mí y yo le dije que justo ese era el problema, que aprendía español sobre todo de las canciones y que ese vocabulario no era lo ideal que podría utilizar al hablar. A ella le interesó qué escuchaba, así que delante de todos dije que sobre todo Amaral y Pereza. Bueno, y en ese momento en el aula se creó un murmullo – el asombro de mis compañeros indicando que sabía mucho. :-) Esa clase me -de algún modo- animó, estaba llena de impresiones. Por otro lado, seguía sin tener aquel ejercicio para la siguiente clase que –bueno, esto ya es una enfermedad, de verdad- me la salté. Sabe usted, cuando uno es estudiante de Erasmus, tiene que aprobar durante la estancia cinco asignaturas. Si uno es estudiante de Erasmus escribiendo la tesis de diplomatura o de licenciatura, tiene que aprobar tres asignaturas. Pues yo esta norma la aumentaría con la siguiente medida: "Si el estudiante de Erasmus prueba con un informe médico que padece procrastinación patológica, o sea, la posposición y la postergación constante, no tiene que aprobar durante la estancia ninguna asignatura, es suficiente si de vez en cuando llega a la universidad." ¡Eso aliviaría tanto mi conciencia! Ay. La disculpa/excusa de hoy – por la tarde llegará Klára, mi compañera de Praga que ahora está de Erasmus en Santiago de Compostela, y se quedará aquí tres noches. O sea, tengo que hacer compras y limpiar e ir a buscarla, lo que con la clase hasta las 18 no es técnicamente posible (sinceramente: es, si uno utiliza el metro). La excusa número dos: Horská ahorra donde se puede y por eso "tiene que" ir a pie. Me temía un poco su estancia en mi piso, cómo iba a ser, qué régimen imponer, cómo sería su idea. Pero le digo a usted, todo en vano, fue genial. Fuimos a por un vino y en la cocina a eso de las diez de la noche lo abrimos. Yo descubrí que se trataba de mi Verdejo favorito que había probado por aquel entonces con ese abogado mío en Praga y desde entonces no había podido pillar. Sin embargo, esas españolas mías se reían de nosotras con que trincábamos "el vino para cocinar". Una botella la apuramos en dos horas y caímos a la cama. Y tengo que compartir con usted una historia que Klára me contó: está de auxiliar para una doctora en nuestro departamento en Praga y me contó cómo allí había arreglado algo cuando de repente allí había llegado corriendo airado y cabreado Tuna (sí, ese terapeuta :-)) y se había quejado de que acababa de escribirle una tía diciendo que no iba a ir a su clase porque iba a viajar a Madrid. Y gritó que además tenía el descaro increíble de ni intenar ocultarlo. Y la doctora solo se sonrió mientras Klára se empezó a temblar toda y se decía para sus adentros "¡Kristýna, Dios mío, debe de ser Kristýna, no puede ser ninguna otra que Kristýna!". Cuando me lo imagino todavía me parto de risa. Mi email de verdad sacó de sus casillas al psicólogo graduado y erudito. Él no lo fingía en serio. Pues, esto es un éxtito con "é" en mayúscula. :-)
el viernes 11 de octubre:
A la cama llego, para las condiciones locales, relativamente pronto – a las doce y media las dos ya dormimos. Sin embargo, antes de acostarme consigo ver otro episodio con Leiva en el que debate con el periodista sobre aquella canción no acabada. Y en aquel momento, llegó allí una chica con un chico para la firma y la foto. Y él sonrió, le preguntó cómo se llamaba para poder escribirle la dedicación, y luego posó de buen grado con ellos. Lo que me recordó ese miércoles cuando las chicas me comían el coco diciéndome que yo era de verdad tonta: encontrar a Leiva y no tener ni la foto, ni la firma. No sé pero de algún modo no me importa. En cuanto a Klára, nos ponemos de acuerdo en que cuando se levante, que desayune y que vaya adonde quiera. Solo añadí que yo esta noche iba a ir a un concierto, entonces que lo tomara en cuenta. Dormimos hasta las 11, también ella alaba estas persianas locales. Después de comer quiere ir a la ciudad, me pregunta por recomendaciones y si quiero acompañarla. Hace buen tiempo. Klára quiere ver la estación de trenes de Atocha y el parque del Retiro, o sea, la cercanía, así que decidí ir con ella por un rato. De la estación, o sea, del jardín tropical y del monumento a las víctimas de los atentados del 11 de marzo, está impresionada igual que del parque. Pero a las dos ya me separo –de algún modo ese vino de ayer me agobió- mientras Klára se dirige al centro. Preparo la comida, termino de escribir el email. Y a la vez en la web y en la tele anuncian la noticia de la muerte súbita de una famosa piloto de F1 española que hace un año tuvo un accidente muy grave debido al que perdió un ojo pero no se dio por vencida y era una propagandista viva de la alegría de vivir. Llamaron mi atención las secuencias de los parientes del difunto, como todos se agarraban por la manos y a través de medios de comunicación daban las gracias por los pésames recibidos. Al fin y al cabo, no lo veo por primera vez, pero esa unión de la familia en España no me deja de fascinar. Pues nada. Ahora un rato voy a abrir el libro de texto de español, luego voy a cenar y antes de las nueve voy a salir al concierto. En la sala Búho Real, en ese minilocal con el dueño majo, hoy en la versión acústica (de hecho, algo más que una guitarra tampoco cabe allí :-)) va a presentar su nuevo disco Vikxie (un músico y, como curiosidad, el primo de Leiva. Eso solo para que sepa de donde lo conozco :-)). Pues siento bastante curiosidad, sus canciones me gustan...
Me despido hasta dentro de cinco días con el deseo de un buen (y seguramente merecido) fin de semana (¡¡¡seguramente lo pasará trabajando porque usted no sabe descansar de verdad!!!). ¡Que todo le vaya bien! Y dele los recuerdos de mi parte a esos cariños míos: la bombera Tamarka, Olda Veverka, Jiřík Karas, Nikolka, los chicos Šentovský y a todos que aquí no puedo escribir más. Y a las cocineras, maestras (¡sobre todo a la señora Kašnerová!), la señora Čelakovská, al conserje, a la subdirectora y etc., y etc. y etc. :-))
Un saludo de
Kristýna desde Madrid
Las fotos n°7:
Fotos hoy no tengo muchas – mi abanico; una ardilla en el Retiro; mi aprendizaje con el café; el descubrimiento de Klára – el queso fundido „Veselá kráva“, o sea, en español "La vaca que ríe" y el decubrimiento mío: aunque solo un trocito y prácticamente no hay nada que ver porque sacar fotos de alguien conocido en la calle sin su permiso lo tengo por patetiquísimo, pues puede ver las piernas de Leiva y una parte de su espalda porque para más no tengo coraje... llevaba una sudadera oscura y una mochila en la espalda, ¡un milagro increíble que lo reconocí de verdad!
Cambio la táctica. No me sentaré al ordenador después de cinco días para escribir aquí algo cuatro horas sin parar sino que cada noche haré un resumen del día, el email lo guardaré y se lo enviaré en – ya probado- "el cincodial" (la analogía del plan quinquenal, entiende :-)). O sea, para usted nada cambia, solo yo quizá me acueste un poco antes. :-) Y sí, casi lo olvidaba – acerca de su pregunta: mi hermana y mi mamá estarán aquí 18.-21.10., simplemente dentro de una semana llegarán volando. Y nosotras dos ahora pasamos volando a la narración por la que probablemente usted tenga bastante curiosidad debido a cierto mensaje. Pero bien, vayamos por partes:
el lunes 7 de octubre:
El primo de las chicas, Alejandro, (¡y claro que durante la presentación en vez de lamerle las mejillas le machaqué la mano!) se fue. Bueno, debería ser primo aunque según el comportamiento de Begoña me parecía como si fuera su novio o por lo menos su amor secreto. Estaba fuera de sí por él. Le preparaba un café mientras él estaba tirado en el salón. Después de un rato los dos llegaron a la cocina donde yo preparaba la cena – el arroz y por fin logré cocinarlo en su punto y no se me se achicharró nada en el fondo. Genial. Me comunicaron que Begoña había hecho un café sin café, simplemente lo había olvidado echar en ese hervidor de acero inoxidable en el que había calentado el agua, así que al querido Alejandro le había servido el agua recocida, mezclada con leche. Entonces lo tiraron y Begoña volvió a poner el agua a hervir. Charlamos un rato, sin embargo, a continuación me fijé en que salía el humo de mi arroz aunque estoy segura de que había apagado la placa. Sí, sí. Begoña esta vez echó el café pero para variar se confudió en los pulsadores y la cocina inductiva arrancó en otro lugar del que había pensado. Pues, eso para aligerar, una instantánea del domingo. ;-)
Pues acerca de lunes. No podía dormirme pero rechazo admitir que tenían algo que ver aquellos dos cafés exquisitos con leche que me había pimplado al regresar del Rastro en esa cafetería maravillosa. Somnolienta por la mañana decidí saltarme la clase de inglés. Sí, soy una vaga de primer grado pero ¡ojo! ¡fue útil! La mañana libre "inesperada" por lo menos la aproveché para crearme el correo electrónico escolar (que –solo por cierto- debía tener hecho desde hace una semana pero el correo no es ni la reserva ni la entrada para un concierto, o sea, el tiempo de abundancia). A la uni fui para la segunda clase, concretamente, para Psicopatología de la edad escolar. ¡Ay, qué frase tan bonita!, me estoy dando cuenta ahora – a la uni FUI. ¡Mira! Y eso que se dice que soy una estudiante irresponsable. O sea, sí, estoy en la estancia de estudios, ya llevo aquí seis semanas e incluso FUI A LA UNI. Bueno, otra vez estaba un poco nerviosa, otra vez pensando en la huida a Chequia, pero a pesar de ello curiosa y con el ipod en las orejas. Entré en la clase y a unas chicas les pregunté si aquí ahora se enseñaba Psicopatología y al mismo tiempo al pronunciar el nombre de la asignatura tartamudeé (como casi siempre cuando hablo español) de tal manera que inmediatamente, para aclarar, añadí que era estudiante de Erasmus. Sonrieron, dijeron que sí, así que fui a sentarme al primer pupitre y esperé al profesor/a para preguntarle si podía asistir a esta asignatura siendo Erasmus. Llegó un señor entrado en años, bastante moreno vestido de traje y con corbata. Fui a él con esa pregunta y él lo único que me dijo era que sí, que por supuesto podía. No le interesaba en absoluto de dónde era, ni qué tal mi español, ni qué estudiaba. Así que estaba un poco en estado shock y me decía "Perfecto". A continuación a todos los estudiantes nos preguntó que a quién le faltaba ese papel de la clase anterior (esa clase saltada por mí el miércoles después de la reunión en el rectorado, ¿verdad, Horská?) que levantara la mano. Se trataba del programa, o sea, de las informaciones de qué iba a enseñar, por lo que ibamos a ser calificados, y etc. Me alegró tener por escrito que íbamos a hacer un test en el que habría preguntas con cuatro respuestas posibles, sin embargo la correcta sería solo una y por la respuesta incorrecta no se descontarían puntos. Y la asistencia no es obligatoria. Y la duración – 90 minutos dos veces por semana. Y luego empezó a hablar. Y habló, habló, habló... colorín colorado, y este tío todavía no ha acabado. ¡Hostia! ¡Él habló un montón pero para mi sorpresa ¡yo entendía un 90% sin problemas!, un 5% lo deduje y solo el 5% restantes no sabía ¿entiende? ¡En la clase sobre psicopatología con mi vocabulario como "el estribillo", "la cuerda", "la púa" y con otras expresiones ya imposibles de publicar! ¡Ay, me creció la nariz por el orgullo otra vez, me estoy volviendo Pinocho. :-) Simplemente soy una estrella – ¡estuve en la uni y entendía! El camino desde la uni (de hecho también el camino hacia ella) fue maravilloso como siempre – buen tiempo y callejeando por las calles diferentes. Pero qué me pasó... cerca de Atocha, junto al Prado, siempre tengo que cruzar una calle animada y junto al paso de peatones se quedaba un mendigo y pedía el dinero a la gente. Aprovecha de que ellos tienen que estar allí. Pues a mí él me da pena, me da muchísima pena igual que todos los demás a los que durante mis recorridos por Madrid encuentro. ¡Y a cuántos veo! Pero por otro lado, yo no puedo esponsorizarlos todo el rato de mi beca y del dinero de mis padres. Así que esta vez, porque no me siento nada bien mirándolo con tristeza o ignorándolo, ese paso lo pasé de largo y fui un poco más allá con la intención de ir por otro camino. Y gracias a esto (y a él) descubrí no muy lejos de mi domicilio el Carrefour express. Me alegré de que ya no tendría que arrastrar las compras desde El Corte Inglés lejano pero luego noté que no aceptaban tarjetas. Sin embargo, sigo teniéndolo en el camino y para una compra pequeña me vendrá bien. Pero sobre todo, en la caja puedo recargar el saldo español. Bueno, es posible recargarlo por la web, pero desgraciadamente no aceptan ninguna de mis tarjetas de crédito/de débito. :-) En esto tengo mala suerte, es otra cosa para la que aquí necesito el efectivo. Después de llegar a casa en el Twitter leí un mensaje de Anita. No sé si alguna vez ya le he hablado de ella. Ella es española, de Madrid, pero vive en París. Y allí en diciembre de 2012 Leiva tuvo un concierto (pensé incluso en volar allí). Y ella fue a ese concierto y luego escribió sobre él en su blog, que Google me había recomendado cuando -dentro del marco de aprender español por mi táctica, o sea, leer y escuchar todo lo que tenía algo que ver con Leiva- navegaba por la web. Era un reportaje bonito y eso también se lo escribí en los comentarios debajo del artículo. Bueno, y de eso ella estaba totalmente estupefacta que le escribiera alguien del extranjero y de algún modo nos quedamos hablando y de vez en cuando nos escribimos. Bueno, y ahora me preguntó qué me parecía Madrid, si sabía de esa serie en la que Leiva estaba en el coche componiendo una nueva canción y qué había de nuevo. Entonces presumí de esa agenda madrileña con el fragmento de Leiva y por eso estaba completamente pasamada, quería saber dónde lo había pillado, que también tenía que tenerlo :-). Así que le dije que en la FNAC, pero allí ya no puedo entrar. Tengo que ser severa conmigo misma o me quedaré sin dinero y moriré de hambre antes de que Leiva publique el disco por el que aquí tengo que fingir interés por el estudio, eh. Pero le digo, esos caminos de hoy (¿o tal vez las clases?) me cansaron de tal manera que antes de las nueve en mi cabeza nació un plan – profesionalmente lo llamaremos "El pijama y la cama. La señal: Enseguida." Sí, a las nueve intenté dormirme. Sin embargo, en el piso había bullicio así que no lo logré. Y además, usted en el mensaje me alabó muchísimo así que al final me dormí a eso de la una leyendo su mensaje.
el martes 8 de octubre:
Martes. No hay nada más que decir. Como la lectora asidua de mis emails ya tiene que presentir que el martes simplemente no es un día de estudios aunque al principio siempre aparenta que sí lo es. Pues, de qué se trataba esta vez: como pasé de aquella clase de inglés, pues hice muy bien porque, primero, es una lengua asquerosísima (¡pero a su Anička ni pío!) y sobre todo se enseña por la mañana y para colmo obligatoriamente cinco horas por semana!!! Bueno, y yo averigüé que había entendido mal las reglas de Erasmus y que aquí podía realizar cualquiera otra asignatura en vez de esta. Pues, después de ayer, como Psicopatología resultó ser muy agradable, repasé la lista de las asignaturas facultativas que aquí se enseñan entre las 13-16, solo 90 minutos/2x por semana y ¡eso ya es otro cantar! Y no añadí que ese Hablador Psicopatológico por un lado habló sin parar pero solo una hora y pico, y lo dejó unos quince minutos antes del final oficial. Así que de esos 90 minutos tenemos 70 (es que al principio esperaba la llegada de los tardones). ¡Y así debería ser – simplemente unas vacaciones como Dios manda! Bueno, y así que encontré una Didáctica del español desde las 15 hasta las 16:30 con que desde las cuatro y media me continua bien esa Psicología del Aprendizaje con esa profesora amable y con esos compañeros sociales tatuados y con rastas :-). Pero "ups", para esa clase ya tenía que tener un ejercicio cuya preparación había subestimado bastante y el martes de algún modo no me quedaba tiempo. Así que Horská se dijo: estamos otra vez a ese "martes encantado" y solo esto ya profetiza que aunque quiero ir allí no será posible, y si voy a esa Didáctica desde las 15 no debería excederme, simplemente al principio (espero que no me lo diga hasta la Navidad) lo tomaré paulatinamente y hoy iré solo a la primera clase. Y fui. Y "ups", estamos esperando allí, estamos esperando y después de 10 minutos los demás compañeros se levantaron y dijeron que si el profesor no había llegado, entonces la clase se suspendía. ¿¿¿Lo entiende??? Las 15:10 y yo en la facultad. Bueno, acaso algo entre el cielo y la tierra intentara darme la oportunidad y el espacio de tiempo para ese ejercicio por el que no quería ir a la segunda clase. Pero en ese caso, ese "algo" debería haber preparado un chaparrón o por lo menos una lluvia menuda... pero fuera había 25°C y bajo estas condiciones cualquier clase entre cuatro paredes Horská no la admite. Así que, después de ni veinte minutos pasados en la facultad, volví a dirigirme a casa diciendo "Ay, hija, es martes, eso simplemente no lo puedes cambiar" :-). Pero decidí sacar el libro de texto y de camino estuve traduciendo. También por fin atiné con un abanico conveniente para mí, por tres euros, en color lila que justo combinaba con esa pashmina mía, de hecho también con la suya. Lo que no sé, cuando combinaré la pashmina con el abanico :-) pero el color no cambia nada, es morado, sin otro diseño. Caminando por la calle Huertas, llena de esas cafeterías y esos bares agradables me di cuenta de que estaría en casa demasiado pronto. Bueno, en cuanto a las chicas, mi (no)estudio no es asunto suyo, sin embargo, un pequeño restraso no estaría de más. Así que acabé en una pastelería casera con un capuchino vienés y con una torta de zanahoria casera. ¡Y con ese libro de texto! ¡Ojo! No soy una holgazana tan grande que solo quiere haraganear, llenarse la barriga y no estudiar. Cuando llegué a casa, Begoña tenía el pelo planchado, pues la alabé diciéndole "qué listo" lo tenía, lo que significa lo contrario de rizado. Bueno, pensaba que significaba eso. Hasta que su cara, que oscilaba entre el espanto y la desesperación, me dejó claro que me equivocaba. Sí, pelo no rizado es LISO, en cuanto se mete allí "T" ya significa "inteligente". Nooo, maldita sea, cuando por fin recuerdo ese PEGAMENTO suyo, hago el ridículo con el pelo. Cuando regresó a casa Inma, gritó que estaba hasta las narices (o como en checo decimos "Que tiene los dientes llenos") de todo mientras yo le respondí que no era tan horrible como cuando Begoña tenía pelo LISTO. Bueno, todas nos reímos de eso y yo agarré otro libro de texto de español y examiné mi conciencia. Por cierto, luego me di cuenta de que para el pegamento conocía otra expresión, es decir "la cola" (de una entrevista de Leiva, claro :-)). Pero para no estudiar solamente (jajaja), pues a las nueve sintonicé Radio checa, escuché un programa dedicado a la obra de Zdeněk Rytíř, un letrista checo famoso, y a la vez pedí un paraguas nuevo (qué va, prohíbame ir a la FNAC, yo encuentro algún resquicio en otro lugar). ¡Pero si usted sabe cómo acabó ese bonito mío con diseño barroco! Y a Madrid seguro algún día llegará el otoño. Ahora solo hay que esperar que llegará a mi casa en Třebová a tiempo para que mi hermana y mi mamá puedan traérmelo. Antes de la medianoche subí al Facebook las fotos sacadas en la primera semana de octubre e inmediatamente después me di cuenta de que, en esencia, estábamos a miércoles y que en la web cada momento iba a aparecer el nuevo episodio con Leiva. Así que hasta la una lo vi, a la cama fui a las dos, hasta las tres intenté dormirme y a las cuatro me dormí de verdad.
el miércoles 9 de octubre:
El dormir desde las cuatro, el despertar antes de las nueve... ¡menudo día me espera! De la cama salí con aversión a las diez y me arrastré hasta la ducha. Sin embargo, no corría el agua caliente así que despertarme con respecto a la temperatura de la corriente fue más que brutal. Desayuné y me dirigí a la uni con la preocupación de que más me iba a pasar hoy. También por fin cogí el dinero anaranjado – así llamo las monedas de céntimos que pongo aparte ya que tienen el valor mínimo y yo aun así con ellas no pago, no lo sé y cualquier cosa más baja que un euro me parece como nada. Con ese montón anaranjado tenía cierta intención. A las doce salí del piso y me dirigí a la uni, de camino me sonreía (simplemente voy por Madrid, absorbo la ciudad y escucho el español, qué más puedo pedir) y los señores, eventualmente las señoras que pasaban cerca de mí me sonreían (esto es aquí muy amable, no como en nuestro país esas malas caras checas). Llegué hasta aquel paso de peatones y me decía "Espero, que, señor, estés allí cuando llevo conmigo esa pasta." El sin techo no falló. Y esta vez ni yo a él. Cuando traqueteó el vaso de plástico delante de mí y pidió insistentemente una ayuda, metí la mano en el bolsillo y eché allí esas minimonedas. Bueno, él miró boquiabierto, la gente alrededor de mí también se asombró y yo me decía que bueno, individualmente no podía ser absolutamente nada pero si lo acumulaba, entonces probablemente le ayudara bastante. Pues así que me dio las gracias mazo, "Dios te lo pague, niña", acarició mi hombro y yo le dije que de nada, yo misma me alegra de deshacerme de eso. Y continué en el camino, de nuevo por mi preferida calle Huertas, sin embargo esta vez giré más veces, yo misma no sabía el por qué. Y luego, en la Plaza de Canalejas, cerca de la plaza central Puerta del Sol, lo entendí. Leiva en una entrevista dijo que la oferta para grabar el disco la había recibido tal cual había soñado – a eso de las tres de la mañana en un bar le habló un tipo de la casa discográfica. Me acuerdo de como lo leí. De igual manera recuerdo como al rellenar la solicitud para esta estancia me decía que aparte de ir a Madrid debido a su disco y a su concierto, podría tropezarme con él no planeadamente en algún lugar en la ciudad, que simplemente de buenas a primeras apareciera delante de mí. ¿Y sabe usted que tengo en el horóscopo para este año? Lo tengo aquí: "Enseguida después del brindis de Año Nuevo tiene que darse cuenta de que está en el umbral de un año realmente extraordinario. Luego debería prometerse a sí mismo que tendrá cuidado con lo que desea porque sus deseos se pueden cumplir mucho más rápido de lo que pueda considerar posible." Yo, después de leerlo en la Navidad pasada, me eché a reír y, pues bien, empecé a desear: iré a un concierto de Amaral, y de Leiva, y a Madrid, y allí –sin ningún problema- más veces, y... pues si alguien tiene la astrología por una pseudociencia, es asunto suyo. Pues en cuanto a lo que probablemente le interese más. :-) Simplemente, sin planearlo giré a esa plaza con la inteción de ir a Sol por ella y entré corriendo en un paso de peatones donde parpadeaba la luz verde. Bueno, y en cuanto crucé a la segunda acera pasó cerca de mí un tipo. El sombrero gris en la cabeza – como lo tiene Leiva. La barba – como la tiene Leiva. Las piernas como palillos – como los tiene Leiva. Me pasó por la mente que quizá fuese Leiva de verdad y simplemente – ni sé cómo- me volví enseguida, rápidamente pasé corriendo de nuevo ese paso de peatones y como un imán seguí a ese tipo. Aunque mi cabeza protestaba y decía qué ingenua era, si Madrid tiene más de 3 millones de habitantes y ¿¿¿yo debería encontrarme con él así??? Pero no, necesité comprobar o desmentir mi sospecha. Fui detrás de él y él se daba bastante prisa. A mí me seguía corriendo en la cabeza que era una loca, que me comportaba como una adolescente, que tenía que ir a la uni, hostia, qué tonterías hacía, si iba en dirección totalmente contraria a la que necesitaba. Pero no había manera... Estaba de él a una distancia de ni cuatro metros y rezaba para mí misma para que él no se volviera. Es que hoy me puse los pantalones de color rosa y ese bolso verde así que era imposible no verme. Pero de verdad no quería perseguirle, créame, en ningún caso. Aunque reconozco que de estar vestida de forma poco llamativa, propablemente le seguiría – pero solo para disfrutar esa sensación de que se me ha cumplido algo que quizá es imposible cumplir ¡y además en el momento cuando menos me lo esperaba! Que realmente se trataba de él estaba claro cuando había mirado alrededor al cruzar la carretera y yo divisé sus pendientes y su nuevo tatuaje en la mano. Y en ese momento me dije claramente ¡Stop! e inmediatamente me dirigí hacia la ciudad universitaria. Corrí e iba bastante tarde, ya que había hecho un rodeo considerable, pero al aula llegué corriendo un minuto antes de la clase. Y además durante la carrera le escribí ese mensaje porque con quién otro podría compartir esa experiencia. Sí, y se me ocurrió conversar un poquito, simplemente a tres señores mayores preguntarles si sabían qué hora era cuando me fijé en los relojes que llevaban en las manos. Por supuesto no era capaz de decir una sola frase sin error y dije sin pensar si podía preguntarme en vez de preguntarles qué hora era. Probablemente no se oía pero yo sé sobre ese error y me dije "Menos mal que lo dejaste a Leiva en paz". La clase fue bien. Una compañera seguía interrumpiendo la explicación del Hablador con preguntas, a ella le interesaba saber cómo iba a reconocer esos problemas cuando fuese maestra y cómo iba a resolverlos. Eso me gustó mucho y la próxima vez se le diré qué guay es ver su interés y su reflexión desde un punto de vista práctico. Yendo a casa pasé a tomar un café por esa cafetería en la que había tomado dos cafés el domingo. Simplemente me gusta el sitio y de algún modo necesitaba asimilar todavía ese día de hoy... En casa las chicas charlaron en la cocina, donde yo estaba cenando, y me preguntaron qué tal. Dudé un poco de si hacerlas partípices de eso. No quería jactarme, si además, de hecho, no había con qué. Bueno, pero al final dije que hoy, de camino desde la uni, me había tropezado con un tipo. Entonces enseguida empezaron a sonreírse, Dios sabe qué esperaban, y yo continué: llevaba un sombrero, unos pendientes, un tatuaje y le guiñé el ojo a Emejota que también pertenece a sus fans. Sin embargo, ni ella, ni Inma con Begoña cayeron en la cuenta, riéndose me preguntaron si era guapo y yo solo dije que ese tipo era Leiva. "¿¿¿Leiva???, ¿¿¿Leiva???, ¿¿¿Leiva de Pereza???, ¿¿¿Quéééé dices, como que Leiva de Pereza???, ¡¡¡Dios mío!!!, ¿Y lo has parado?, ¿Le has dicho algo?, ¿Tienes una foto?, ¿O la firma?, ¡Pues habla!".
Sí. Sé que lo alcanzaría. Incluso tengo la sensación de que también sería capaz de decirle algo en español y que él no me mandaría a hacer puñetas porque aquí todos son amables y él en particular. Y tal vez se alegrara si hubiera dicho: "Soy de la República Checa, amo enormemente la música que haces, ahora mismo me suena aquí una canción tuya y en Madrid estoy, de hecho, solo para comprar tu nuevo disco e ir a tu concierto." Pero yo lo admiro tanto y respeto tanto su privacidad que ni la firma, ni la foto o simplemente su demora y mis "dos minutos de fama" probablemente merecen la pena. No sé. De todos modos, las chicas se sorprendieron, no entendían como podía estar aquí sentada delante del plato como si nada y solo dejar caer en la conversación que me había encontrado a Leiva. Que ellas lo gritarían desde la puerta de entrada para que lo supiera toda la casa, decían que yo estaba loca por no haberlo parado, que en España no se tomaba así y que la próxima vez no dudara. Y lo mismo me escribió también Anita, a la que al final también había decidido mencionar a quién me había cruzado en el camino hoy. Sí... la próxima vez... ay. :-) Pues, ¿qué opina usted? Yo no sé si era para desmayarse de la felicidad como me escribió usted...
el jueves 10 de octubre:
A la cama me voy aproximadamente a las dos porque vuelvo a llevar escribiendo unas horas este email y me digo que el cambio de táctica evidentemente no ha tenido efecto y lo único que me puede salvar es el cambio que se acerca del horario de verano al de invierno. ¡Pero cuántas experiencias aquí! No hay otra manera que solo hacer sin parar clic clac al teclado. Me levanto a las once, después de la ducha y la comida voy alcanzando trabajos pendientes. Sí, esos deberes en los que tengo que leer diez páginas de un módulo ambiental del trabajo social, responder cuatro preguntas y correr a la uni. Es que desde las tres -esperemos- tengo esa Didáctica del Español como Lengua No Materna. El texto logré leerlo pero las preguntas ya no. En ese caso debería ir por metro y yo no quiero privarme de mi dosis regular de la semi-carrera, sobre todo si voy a estar sentada un tiempo en la uni. El camino fue bonito. ¿Le he contado alguna vez sobre las madrileñas entradas en años que veo en las calles? Pues se trata de unas señoras que parecen una tras otra como Margaret Thatcher. Llevan el pelo peinado (al fin y al cabo, peluquerías aquí hay en cada esquina), unos pendientes llamativos y el pintalabios rojo. Algunas ya son tan mayores que el pelo no lo tienen, pero los pendientes y el pintalabios las adornan siempre. Vestidas de trajes de chaqueta, en la mano un bolso. Da igual si caminan o si se dejan llevar (en la silla de ruedas por el resto de la familia – ¡¡¡es que aquí todos están unidos!!!), la elegancia emana de ellas y evidentemente se alegran de no estar metidas en casa y poder estar en las calles. Encantador. Llegué a la uni y esperaba la clase. La profesora esta vez llegó y yo le pregunté si como estudiante de Erasmus podía asistir a la clase. Ella me preguntó si tenía que examinarme de esta asignatura y cuando asentí con la cabeza entonces dijo que si yo pensaba que con mi nivel de español lo lograría entonces sin ningún problema. Sí, me asusté bastante. Esta asignatura me la recomendó una chica checa que había estudiado aquí hace tres años y dijo que el examen era difícil, sin embargo, para los futuros profesores de español esa asignatura ¡era inestimable! Bueno, probablemente vaya a arriesgarme. Porque esa clase me interesó muchísimo. Es que la profesora empezó a hablarnos en serbocroata y todos nosotros nos miramos asustados entre nosotros y preguntamos si aquí de verdad había clase de Didáctica. Las compañeras me dijeron que sí, que ella solo quería demostrarnos cómo era enseñar a alguien con conocimientos cero. Así que nos enseñó a contar, preguntar por el nombre y el número de móvil y por la orientación en la ciudad. Luego lo debatimos. Pero lo chistoso era que ella, a propósito, para los españoles se había preparado una lengua totalmente diferente, o sea, eslavo, que a mí no me había parecido difícil, ya que por ejemplo los numerales eran bastante iguales. Y eso lo aprovecharon las chicas – cuando jugamos el bingo y ella decía esos números, entonces yo les soplaba qué podría significar PJET (en checo: pět, en español: cinco), OSEM (en checo: osm, en español: ocho) o ČETYRY (en checo: čtyři, en español: cuatro) :-). Además, era la única profesora que delante de todos había dicho "Tenemos aquí una estudiante extranjera de Chequia." Después me preguntó -en relación con el tema sobre la comunicación en lengua no materna- cómo me iba a mí y yo le dije que justo ese era el problema, que aprendía español sobre todo de las canciones y que ese vocabulario no era lo ideal que podría utilizar al hablar. A ella le interesó qué escuchaba, así que delante de todos dije que sobre todo Amaral y Pereza. Bueno, y en ese momento en el aula se creó un murmullo – el asombro de mis compañeros indicando que sabía mucho. :-) Esa clase me -de algún modo- animó, estaba llena de impresiones. Por otro lado, seguía sin tener aquel ejercicio para la siguiente clase que –bueno, esto ya es una enfermedad, de verdad- me la salté. Sabe usted, cuando uno es estudiante de Erasmus, tiene que aprobar durante la estancia cinco asignaturas. Si uno es estudiante de Erasmus escribiendo la tesis de diplomatura o de licenciatura, tiene que aprobar tres asignaturas. Pues yo esta norma la aumentaría con la siguiente medida: "Si el estudiante de Erasmus prueba con un informe médico que padece procrastinación patológica, o sea, la posposición y la postergación constante, no tiene que aprobar durante la estancia ninguna asignatura, es suficiente si de vez en cuando llega a la universidad." ¡Eso aliviaría tanto mi conciencia! Ay. La disculpa/excusa de hoy – por la tarde llegará Klára, mi compañera de Praga que ahora está de Erasmus en Santiago de Compostela, y se quedará aquí tres noches. O sea, tengo que hacer compras y limpiar e ir a buscarla, lo que con la clase hasta las 18 no es técnicamente posible (sinceramente: es, si uno utiliza el metro). La excusa número dos: Horská ahorra donde se puede y por eso "tiene que" ir a pie. Me temía un poco su estancia en mi piso, cómo iba a ser, qué régimen imponer, cómo sería su idea. Pero le digo a usted, todo en vano, fue genial. Fuimos a por un vino y en la cocina a eso de las diez de la noche lo abrimos. Yo descubrí que se trataba de mi Verdejo favorito que había probado por aquel entonces con ese abogado mío en Praga y desde entonces no había podido pillar. Sin embargo, esas españolas mías se reían de nosotras con que trincábamos "el vino para cocinar". Una botella la apuramos en dos horas y caímos a la cama. Y tengo que compartir con usted una historia que Klára me contó: está de auxiliar para una doctora en nuestro departamento en Praga y me contó cómo allí había arreglado algo cuando de repente allí había llegado corriendo airado y cabreado Tuna (sí, ese terapeuta :-)) y se había quejado de que acababa de escribirle una tía diciendo que no iba a ir a su clase porque iba a viajar a Madrid. Y gritó que además tenía el descaro increíble de ni intenar ocultarlo. Y la doctora solo se sonrió mientras Klára se empezó a temblar toda y se decía para sus adentros "¡Kristýna, Dios mío, debe de ser Kristýna, no puede ser ninguna otra que Kristýna!". Cuando me lo imagino todavía me parto de risa. Mi email de verdad sacó de sus casillas al psicólogo graduado y erudito. Él no lo fingía en serio. Pues, esto es un éxtito con "é" en mayúscula. :-)
el viernes 11 de octubre:
A la cama llego, para las condiciones locales, relativamente pronto – a las doce y media las dos ya dormimos. Sin embargo, antes de acostarme consigo ver otro episodio con Leiva en el que debate con el periodista sobre aquella canción no acabada. Y en aquel momento, llegó allí una chica con un chico para la firma y la foto. Y él sonrió, le preguntó cómo se llamaba para poder escribirle la dedicación, y luego posó de buen grado con ellos. Lo que me recordó ese miércoles cuando las chicas me comían el coco diciéndome que yo era de verdad tonta: encontrar a Leiva y no tener ni la foto, ni la firma. No sé pero de algún modo no me importa. En cuanto a Klára, nos ponemos de acuerdo en que cuando se levante, que desayune y que vaya adonde quiera. Solo añadí que yo esta noche iba a ir a un concierto, entonces que lo tomara en cuenta. Dormimos hasta las 11, también ella alaba estas persianas locales. Después de comer quiere ir a la ciudad, me pregunta por recomendaciones y si quiero acompañarla. Hace buen tiempo. Klára quiere ver la estación de trenes de Atocha y el parque del Retiro, o sea, la cercanía, así que decidí ir con ella por un rato. De la estación, o sea, del jardín tropical y del monumento a las víctimas de los atentados del 11 de marzo, está impresionada igual que del parque. Pero a las dos ya me separo –de algún modo ese vino de ayer me agobió- mientras Klára se dirige al centro. Preparo la comida, termino de escribir el email. Y a la vez en la web y en la tele anuncian la noticia de la muerte súbita de una famosa piloto de F1 española que hace un año tuvo un accidente muy grave debido al que perdió un ojo pero no se dio por vencida y era una propagandista viva de la alegría de vivir. Llamaron mi atención las secuencias de los parientes del difunto, como todos se agarraban por la manos y a través de medios de comunicación daban las gracias por los pésames recibidos. Al fin y al cabo, no lo veo por primera vez, pero esa unión de la familia en España no me deja de fascinar. Pues nada. Ahora un rato voy a abrir el libro de texto de español, luego voy a cenar y antes de las nueve voy a salir al concierto. En la sala Búho Real, en ese minilocal con el dueño majo, hoy en la versión acústica (de hecho, algo más que una guitarra tampoco cabe allí :-)) va a presentar su nuevo disco Vikxie (un músico y, como curiosidad, el primo de Leiva. Eso solo para que sepa de donde lo conozco :-)). Pues siento bastante curiosidad, sus canciones me gustan...
Me despido hasta dentro de cinco días con el deseo de un buen (y seguramente merecido) fin de semana (¡¡¡seguramente lo pasará trabajando porque usted no sabe descansar de verdad!!!). ¡Que todo le vaya bien! Y dele los recuerdos de mi parte a esos cariños míos: la bombera Tamarka, Olda Veverka, Jiřík Karas, Nikolka, los chicos Šentovský y a todos que aquí no puedo escribir más. Y a las cocineras, maestras (¡sobre todo a la señora Kašnerová!), la señora Čelakovská, al conserje, a la subdirectora y etc., y etc. y etc. :-))
Un saludo de
Kristýna desde Madrid
Las fotos n°7:
Fotos hoy no tengo muchas – mi abanico; una ardilla en el Retiro; mi aprendizaje con el café; el descubrimiento de Klára – el queso fundido „Veselá kráva“, o sea, en español "La vaca que ríe" y el decubrimiento mío: aunque solo un trocito y prácticamente no hay nada que ver porque sacar fotos de alguien conocido en la calle sin su permiso lo tengo por patetiquísimo, pues puede ver las piernas de Leiva y una parte de su espalda porque para más no tengo coraje... llevaba una sudadera oscura y una mochila en la espalda, ¡un milagro increíble que lo reconocí de verdad!
Comentarios
Publicar un comentario