¡Mi querida maestra!
Vamos rápido a otro cincodial. No paramos, llevamos retraso, el diez ya ha empezado y yo todavía no le he descrito los días que pertenecen al nueve. Pues qué viví esta vez:
el jueves 17 de octubre:
En mi programa de hoy: uni. Los jueves, según el horario oficial, tengo dos clases. Pero la primera, Didáctica del español, se enseña colectivamente solo los martes. Los jueves estamos divididos en dos grupos y mi grupo tendrá clase desde finales de noviembre. ¡Sí que se me da bien elegir las asignaturas! :-) Así que de casa no tuve que salir antes de las tres de la tarde. El camino fue precioso como las españolas jóvenes. De ellas todavía no he hablado. Pues, esas chicas son tan guapas que no entiendo en absoluto como en España puede mantenerse la monogamía. Si yo fuera un hombre español no elegiría, y en caso de que sí, seguiría siendo un problema, ya que de camino a la cita con la susodicha encontraría otras diez chicas igualmente guapísimas. Las españolas son seguramente más delgadas que las checas. Lo atribuyo al estilo de vida (aquí la gente come despacio y sentada, verdad :-), y el alimento de calidad es alfa y omega). Luego son más morenas, lo que hace la piel más bonita y tienen el pelo maravilloso – denso, intensamente castaño, lo llevan generalmente largo. Y tienen unos rasgos hermosos del rostro. Si hay algo que las limita en el concepto actual de los certamenes de belleza y en las pasarelas de desfiles es su estatura. Lo que es una verdadera pena. En cuanto al estilo de vestir, me parece que la mayoría lleva lo que las revistas de moda les ordenan. Las clases, o mejor dicho, esa única clase de Psicología del Aprendizaje, esta vez fue bien. Vimos algún documental de cómo funcionaba el cerebro humano y después en grupo tuvimos que responder varias preguntas que estaban relacionadas con el vídeo. Estuve en el grupo de las chicas que había conocido justo en la primera clase. Son majas, están encantadas con mi español y con mis pendientes con forma de reloj que no paraban de alabar. Sin embargo, la información más importante que fue mencionada durante la clase es que la huelga, anunciada para la semana que viene, no será de un día sino de tres. El martes tendremos la clase pero el jueves se suspenderá. ¡¡¡Hurra!!! ¡No me queda tiempo y cada día libre aquí es impagable! Cuando salí de la facultad, sin el ipod en las orejas, oí como una chica detrás de mí exclamó: "¡Mira, qué chulo el bolso!" Sí, mi bolso de vinilo no lo llevo solo para los conciertos. Pues me halagó y yo continué en el camino a casa. Este fue interesante por el hecho de que junto a la uni adelanté a un chico y luego él en alguna parte me adelantó a mí, después nos encontrábamos junto a los pasos de peatones, bueno, nos andamos cruzando lo que me divirtió porque pensaba que yo era la única quien iba al centro a pie. Me entretuvo tanto que casi olvidé en la Gran Vía girar al lado opuesto, a la calle Libertad, donde necesitaba pasar a recoger la entrada para el concierto del miércoles de Dani Flaco, ese al que había descubierto por mera casualidad, cuyo timbre de voz me dejó pasmada y cuyo último concierto en Madrid me lo perdí con éxito. La entrada la conseguí sin problemas, peor fue el asiento. El señor detrás de la barra me enseñó un papel que comentó con las palabras: "Esto es el escenario, aquí no se puede sentar y estas dos sillas son ocupadas. El resto está libre, pues elige." ¿Lo oye usted? ¡ELIGE! ¡Yo y elegir algo! Qué horror. Le dije que no sabía, que me daba igual, él se río y dijo que a él también. Genial. Entonces al final pedí la silla número 25 (ya que nací ese día y por coincidencia este año tengo esta edad, eh). ¡Uf! :-) Sin embargo, la silla pertenece a alguna mesa, aquí no tienen mesas para una persona como en la Galileo. Así que tengo bastante curiosidad por ver quién me hará compañía :-). Después de llegar a casa, me esperaba una sorpresa en forma de 23 euros puestos en mis discos. Enseguida me di cuenta de que se trataba del dinero de Inma por la entrada para el concierto de Quique González y me hizo gracia que me lo había dado justo hoy cuando Quique cumple cuarenta años. Por cierto, ese nombre interesante suyo "Quique" no es nada más que solo Enrique abreviado y familiar, o sea, es simplemente nuestro "Jindra" checo. En casa Begoña me preguntó, como siempre, cómo iba la vida, entonces le dije que todo estaba bien y lo que me había pasado el lunes. Que de camino desde la uni me encontré a Juan Aguirre. Me preguntó que quién era. Bastaba decir "¿Conoces a Amaral?". "¡Dios mío! ¡Ese guitarrista! ¡Juan! Kristýna, ¿por Dios, por dónde vas que siempre te encuentras a alguien?" Por Madrid, Begoña, por Madrid... Fui a prepararme la cena, probablemente la última comida en condiciones de esta semana, ya que cuento que con la llegada de mi mamá y mi hermana casi no voy a pasar por la cocina. Al regresar a mi habitación, oí un chillido del cuarto de Begoña y cómo me llamaba. Cuando entré, empezó a explicarme que le había entrado volando una mariposa allí mientras que yo –pensando que se trataba de gritos de alegría- constaté qué suerte tenía, que era una mariposa bonita y le pregunté si necesitaba algo de mí. Bueno, claro que sí, porque esa mariposa no era nada bonito sino horroroso, que yo tenía que sacarla de la habitación enseguida, o si no iba a morir (Begoña). Ajá. Vale. Pues, voy a pedirle un vaso, por favor, con el que voy a cubrirla, voy a poner debajo del vaso una postal y la sacaré al salón, desde donde la haré salir. El vaso me lo trajo, y solo de milagro no lo hizo pedazos porque estaba temblando mientras que yo me sentía como la salvadora del planeta Tierra. Cuando la mariposa estaba fuera definitivamente, a Begoña le volvió el color al rostro y con un alivio palpable me comunicó que si no hubiera estado aquí, probablemente habría tenido que dormir en la habitación de Inma. Pero yo estoy aquí, así que las dos podíamos desearnos buenas noches y acostarnos, cada una a su cama. :-) Antes de dormirme, por casualidad, descubrí en la web del Centro checo de Madrid una foto de la proyección de la película Rok ďábla (El año del diablo), mejor dicho, habían colgado allí varias fotos, pero una de ellas... otra vez una sorpresa. :-))
el viernes 18 de octubre:
Me levanté bastante temprano (para mí y para España, ¡claro!) y esta semana ya no será mejor. En la cocina me encontré con Inma. Quería hacerme partícipe de una experiencica, dijo que para que pudiera burlarme de cómo de desesperada está. Un tipo trató de ligar con ella, a Inma le gustó también, así que estuvieron juntos un tiempo antes de enterarse de que él ya tenía otra novia (evidentemente no soy la única a la que le parece una lástima tener a su lado solo una guapetona española, jajaja). No obstante, por otra parte, no me da la impresión de que Inma rompería con Juan, así que le pregunté en qué etapa su relación abierta se encontraba. Pues, me dijo que ese simpaticón era amable solo conmigo, con Inma solo cuando quería, por lo demás, era un machista que le dictaba lo que ella iba y no iba a hacer. Bueno, y entiéndalo usted. Pero para desanudar este "culebrón" no había tiempo, el reloj marcaba las diez y eso significaba que ya tenía que correr. Bueno, "tenía que", depende... en el aeropuerto no tenía que estar antes de la una pero probablemente lo adivina usted. Sí, debido a la visita de este fin de semana desde mi país estaba más que claro que iba a perder mi dosis de marcha regular llamada "Calle de Alcalá de ida y vuelta". Pero como soy una chica sagaz que siempre sabe encontrar la mejor solución, se me ocurrió que por Alcalá iba a ir, por lo menos hoy, de camino al aeropuerto, al que llegaré en bus desde el parque Capricho. La verdad es que inmediatamente después me enteré que desde allí ningún autobús circulaba a la Terminal, pero si vuelvo una parada (andando, claro, de verdad no hago hasta aquí diez kilómetros para después malgastar un billete por unos cientos de metros) a Canillejas, puedo ir desde allí en el bus número 200, que –por cierto- es la única conexión en la que es suficiente el billete sencillo sin el suplemento del aeropuerto. ¡Pero qué estrella soy yo eh! Por el dinero ahorrado volví a comprarme "las galletas del Príncipe" las que me zampo tradicionalmente de camino, cuando tradicionalmente no me queda tiempo para comer debidamente y tradicionalmente me lo perdono con que tengo un gasto grande de energía. Pero como una persona con educación superior, además aficionada a la alimentación sana, sé que son solo vulgares excusas, que atiborrarse con la grasa hidrogenada más barata y con el azúcar simple es un puro asco. Desde noviembre acabo con ellas. Lo prometo. Con el paseo, aunque hoy hice solo medio, fue todo bien. La parada de autobuses en Canillejas la encuentro sin problemas, incluso uno justo está a punto de venir y marcar el billete lo logro también. Es que aquí los autobuses funcionan de tal modo que se entra solo por la puerta junto al conductor, el billete uno mismo lo marca y en el horario puede leer que el bus circula en un intervalo aprox. 10-20 minutos. Simplemente unos minutos más, unos minutos menos en la península Ibérica no tienen ninguna importancia :-). Fue mi primer viaje en Madrid en buses locales, sin contar el bus exprés del aeropuerto, y probablemente los incorporaré a mis recorridos para conocer Madrid cuando el tiempo sea realmente mal. Iré con ellos hasta el final de trayecto y a casa regresaré a pie. Es un plan ideal para pasar el otoño y el invierno :-). En el aeropuerto estoy a tiempo. Al esperar averiguo que en la web ha aparecido el penúltimo episodio del documental con Leiva. En el momento en el que el vídeo se descarga y yo, toda entusiasmada, podría verlo aparecieron delante de mí mi mamá y mi hermana. Pues nada... Me dan la bienvenida diciendo que la próxima vez pasan de arrastrar mis cachivaches, me encasquetan una mochila y un paraguas nuevo y vamos al bus. Genial. El camino hacia el piso se lo hago entretenido mostrando las bellezas y curiosidades de Madrid pero a Markéta le interesa solo saber donde está aquí el fast food Subway. No tengo ni idea, le ofrezco la comida que tengo en casa. Un desinterés total. Después de llegar al piso saco todas aquellas cosas imprescindibles que me habían traído (para que se haga una idea, una maleta y una mochila llenas de, por ejemplo, mijos, lentejas, algas, el miso, la ropa, botas de agua etc.). Mi hermana todavía hambrienta exige la comida, esta vez ya cualquier comida, excepto mi comida para ser exacta. Después de alojarles en una pensión cercana les llevo al local Tía Cebolla que mi prima y yo descubrimos en abril y adonde me gusta ir. Bueno, y qué maravilla, a las queridas damas les gustaba tanto que teníamos que ir allí cada día y al resumir qué era lo que más les había gustado en Madrid decían que justo la "Cebolla". El primer día mamá pidió tortilla y Markéta y yo bocadillos. No obstante, antes que nada nos sirvieron automáticamente las tapas – cubitos de queso, rodajas de salchicha y tostadas untadas con aceite y aliñadas con orégano. Después de comer, pensaba llevarlas a esa azotea mientras que de camino nos paramos en la tienda de recuerdos en la que me había comprado ese abanico lila. Markéta lo descubrió en mi piso, le encantó y quería comprarse uno para ella. Eligió uno verde y luego nos fuimos a la azotea. Me sorprendió cuánto les había gustado el lugar. Como Markéta llegó sin gafas, quería comprarse unas en "hacheeme" pensando que aquí todavía no estalló la temporada de otoño. Error. Pero los gorros las tenían de sobra. Otra parada fue la FNAC en la que pensaba aumentar mi discografía de Quique González y conseguir un libro con la intención de que todo me llevarían a mi país. A mi hermana le interesaron los discos de Michael Jackson y mi mamá miró los discos de Dylan. Cuando ya habíamos elegido y nos dirigimos hacia las cajas de repente se oyó un aviso diciendo que todos tenían que abandonar el edificio enseguida. Jajaja. En la FNAC he estado tal vez cien veces (¡no exagero!) pero una evacuación la viví por primera vez ese día. ¿Y sabe usted qué fue lo más chistoso? Como de desde todas las plantas empezó a correr la gente a la calle, unos cuantos no se molestaron en pagar y aunque las alarmas sonaban, los guardas de verdad tenían a su cargo otras cosas que dentro de ese caos investigar quien estaba robando "en directo". Nosotras la compra nuestra, o mejor dicho, nuestra elección la pusimos en las estanterías más cercanas y nos precipitamos hacia las escaleras mecánicas. Sin embargo, Markéta hasta ahora se reprocha su honradez y yo me muero de risa al imaginar cómo contestaría, si le preguntaran por el mejor momento de la excursión a Madrid, que mangó los discos de Jackson en un centro comercial local. El tiempo libre inesperado lo llenamos con una visita al Palacio real, que les encantó también, y con el paseo a Plaza de España. Pero luego ellas se salieron con la suya y desde allí volvimos a la pensión en el metro. Les agobió "un poco" :-). Yo de camino a casa quería comprar algo de fruta y verdura pero no encontré ninguna tienda de este tipo. Por otro lado junto al paso de peatones me pararon un señor y una señora entrados en años preguntándome si yo era de madrileña. Cuando respondí que no se lamentaron diciendo que estaban buscando la calle Argumosa y nadie sabía donde se hallaba. La verdad es que no soy madrileña nativa pero con mi callojero en el bolso como si fuera :-). ¡Cómo me miraban cuando en un minuto les enseñé adonde ir. Me dieron mucho las gracias y dijeron que era increíble que les hubiera aconsejado una extranjera. Estas situaciones cuando me siento útil, las adoro de verdad. En casa leí un e-mail de la coordinadora Elsa. Dice que ya estoy registrada y que me pase a recoger en la oficina algo. "Vale." (lo que significa algo como "ok" o "de acuerdo"). Antes de dormir me pongo a pegar los auriculares – no para de desprenderse la funda de silicona, así que pedí que me trajeran un pegamento instantáneo. La operación termina con éxito. La funda ya no se puede desprender, en cambio, los auriculares de mis orejas sí. ¡Y ese era mi objetivo! Y como el lavavajillas logró desgajar el asa de una taza, aprovecho la oportunidad y en un segundo reparo el defecto. Ahora toca solo ver el episodio séptimo que quería de Leiva y ¡a dormir!
el sábado 19 de octubre:
Quedamos a las diez cerca de mi domicilio con intención de llevarlas a la estación de Atocha donde está el jardín tropical y el monumento a las víctimas de los atentados del año 2004. Pero hubo un malentendido, mi hermana pensaba que volveríamos a ir a comer y estaba enfadada por no poder desayunar otra vez tortilla en la "Cebolla". ¡Y otra vez hambrienta! En la estación le proponemos varias posibilidades pero ¡qué va! Sigue estando enfadada y con desinterés. Sin embargo, solo hasta que ve los regalices. Bueno, se los compro y enseguida se puede hablar con ella. El monumento no está abierto antes de las 11, así que la visita la posponemos y vamos por el parque Retiro al barrio Goya donde tomamos algo dulce para matar el gusanillo y refrescarnos y continuamos a la plaza de toros en las Ventas. Luego nos trasladamos por el metro al norte de Madrid hacia a los cuatro rascacielos que se ven también desde el aeropuerto. Desde allí continuamos hacia el centro hasta el estadio del Real Madrid. Allí subimos al metro y vamos a comer a esa "Cebolla" nuestra. Markéta quiere espaguetis a la boloñesa, yo pido una empanada de atún y mamá, creo, otra vez tortilla. Cuando estábamos a punto de salir el camarero nos trajo tres licores y nosotras hasta ahora no sabemos si era un detalle de la casa o si se equivocó de mesa y nosotras nos bebimos los de alguien, ya que en el recibo no estaban y antes por error nos obligó a aceptar un café que había pedido un señor sentado al lado :-). Después de comer nos separamos diciendo que desde las seis nos vamos de tiendas, como les había prometido. Ese momento libre lo paso leyendo el email - escribe Péťa y yo siento gran alegría de cuánto se espació, cuántas cosas vivió y cómo, por su parte, a ella le agradan y le asombran mis aventuras. Además, elegió unos fulares que puedo comprárselos mañana de camino al Rastro y mi hermana puede entregárselos pronto en Praga. También encuentro el azúcar de canela que me han traído, crucial para mis bolas de harina de requesón que tengo planeadas. ¿Le he dicho a usted que a Emejota se le ocurrió que a las chicas les preparara alguna comida checa? Lo chistoso era que de algún modo no caí en la cuenta en absoluto de que el azúcar de canela no era nada más que solo canela en polvo mezclada con azúcar, así que no sería ningún problema cocinarlo aquí. Y eso que soy una lectora asidua de Žena a život (*La mujer y la vida / Mujer Hoy)... :-) Antes de las seis me voy, es la hora de aquellos trapos ¡lo que me faltaba! Ay. Cuánto odio esas tiendas (supuestamente de "moda") que están llenas de telas Made in China excesivamente caras y raramente cosidas. Pero primero nos dirigimos a la FNAC donde, esta vez ya con éxito, compramos aquellos discos escogidos y sobre todo el libro que necesito llevarme. Es que es, más bien, un librón. Un bestseller actual de una autora española de 912 páginas (*"Dispara, yo ya estoy muerto" de Julia Navarro). No sé demasiado de qué va pero desde las informaciones disponibles lo compararía con Dostoyevski. Pues, voy a ver en febrero cuando me ponga a leerlo. Tengo muchas ganas.
el domingo 20 de octubre:
Después de las diez voy a buscar a las chicas. Nos dirigimos al Rastro, el mercadillo, que se encuentra solo a unas calles de su pensión. No obstante, tomamos un rodeo por la Plaza Mayor donde quiero comprarle a Péťa aquellos fulares que quería. Pero ¡vaya! están vendidos. Ay. En el Rastro hay todo lo posible e imposible, había elegido varias cosas allí pero compro solo una - el mono de peluche para mi mono de peluche, lo que irrita a las dos damas, pero qué podían esperar de mí eh. Lo llevaba avisando mucho tiempo. Luego vamos a la pastelería, a esa familiar en Huertas. Nos pusimos moradas debidamente. Desde allí continuamos hacia el monumento. Después nos separamos diciendo que quedamos a las tres y media para tomar una comida - a qué otra parte que a la "Cebolla". El tiempo libre lo paso hojeando las revistas que me han traído (*OnaDnes / Ella Hoy - algo como Telva), por coincidencia en el último número hay una entrevista con la directora del Centro checo de Madrid. Luego en la web descubro una entrevista genial con Jan Hnízdil (*un médico checo famoso que abandonó la medicina clásica y se dedica a la medicina psicosomática que propaga con éxito) en la que me sumerjo tanto que del piso salgo corriendo con retraso. Mi impuntualidad es comentada debidamente pero cuando me defiendo diciendo que lo causó Hnízdil, me lo perdonan. En la "Cebolla" por error pido dos paellas en vez de una pero menos mal, ya que para mí una porción era suficiente y mi mamá al cabo también comió la suya. ¡Camarones y calamares son ñam! Luego vamos al Corte Inglés, la comida allí no me gusta comprarla porque se trata de un supermercado inmenso y caótico donde hace compras la mitad de Madrid, pero aceptan mi tarjeta de crédito, entonces ¿me queda otro remedio? Además, me aprovecho del hecho de que hoy no tengo que arrastrarme con las bolsas sola. Cuando busco en las estanterías con leche el requesón (para esas bolas de harina) atino una caja de leche de soja que aquí está quizá aún más barata que en Chequia. Ay. Esperaba con ganas ahorrar mucho si me traían la comida de mi país y ahora esto... en el piso descargamos la compra y todavía queremos no perdernos el Prado ya que el domingo por la tarde la entrada es gratis. La guía dice que quien no ha estado en el Prado es como si no hubiera estado en Madrid. Además ese libro sabio dice que el museo durante los fines de semana cierra a las siete y la última visita es posible una media hora antes (de la hora de cierre). Esta información la leemos a las seis y cuarto. Dado que ninguna de nosotras tiene predilección por el arte plástico, la pinacoteca la desechamos y en lugar de ella vamos al Retiro hacia el Palacio de Cristal y el Estanque, salimos junto a la Puerta de Alcalá y alrededor del Prado por lo menos pasamos para que no se diga. El fin de la excursión, mañana la salida. Mi mamá y Markéta caen de cansancio, a mí me anima el último episodio de la serie con Leiva en el que toca toda la canción. Al final aparece también una parte de la versión definitiva que estará en el disco. Desde el lunes la canción estará disponible en Itunes. Y ya que el lunes empieza en dos horas, decido esperarla. ¡Mi gozo en un pozo! Resulta que "lunes" es un concepto amplio y yo, después de la una de la mañana, paso de eso y caigo dormida por el sueño.
el lunes 21 de octubre:
Levantarme es un horror, no dormí ni seis horas y siento que las piernas después de esos tres días casi no las siento. Quedamos a las nueve y dijimos que hoy vamos a desayunar por última vez a la "Cebolla". Yo, una desesperada sobre las cartas, esta vez sé seguramente qué voy a pedir. Leiva en uno de los episodios de ese documental que ayer acabó habló de su desayuno tradicional cuando está de gira - tortilla y cerveza, así que aprovecho la ocasión y pido justo lo mismo. Mis damas querían también una tortilla, sin embargo Markéta con un zumo y mamá con un té verde. Después de comer hacen las maletas en la pensión y como tenemos tiempo, pasamos aún por mi piso. Les saco una foto en el balcón con Atocha de fondo y nos dirigimos para el bus con rumbo al aeropuerto. A Markéta además le compro un regaliz y justo está viniendo el exprés amarillo. En el aeropuerto estamos a tiempo, todo transcurre sin problemas, las chicas logran facturar los equipajes y pasar por los controles y yo puedo ir al metro con rumbo a la uni. No obstante, por error, compro el billete solo para Nuevos Ministerios donde necesitaría transbordar. Bueno, si me arriesgara con este, probablemente no pasaría nada pero, como resulta que tengo tiempo de sobra, en vez del transbordo elijo la salida y el resto del viaje voy andando. Otra vez una solución ideal. La clase con el Hablador es genial como siempre. Después de ella voy a casa por la calle Princesa en la que tengo escogidos unos zapatos. Cuando los pruebo (de nuevo después de una reflexión tremenda sobre qué color elegir) me llego a saber que son blandos, cómodos y sin cierre con los cordones solo de adorno. ¿Y el precio? ¡Me descontaron de la cuenta unas ridículas 986 coronas checas (*unos 36 euros)! Quizá me compraré unos más. Desde la calle principal Princesa giro por Tutor (allí tuvo lugar esa firma de libros de Benjamín Prado) aún una calle más a la Martín de los Heros, que es -para variar- la calle que conozco gracias a Leiva, ya que allí se encuentra su tienda favorita de discos de vinilo. El otro día fui a echarle un vistazo a la calle y ¡cuánto mereció la pena! Es que ahora me dirigo allí a una papelería. Simplemente necesito un cuaderno y la FNAC me la prohibí quizá cien veces. Pero aún así pago por un A4 rayado casi dos euros, pero creo firmemente que si pasara por la FNAC gastaría mucho más. Me conozco a mí misma. A casa llego justo en el momento cuando en Ruzyně (* el aeropuerto en Praga, el "Barajas checo") aterriza mi mamá con mi hermana. Pero junto al ordenador corro sobre todo debido a la canción nueva de Leiva que -por fin- está accesible en Itunes. Puedo descargarla gratis del Youtube pero yo me la compro. Cuesta 0,99 euritos. ¿Entiende usted? Una joya así y uno paga menos que por un cheesburger asqueroso del McDonalds. Increíble. Me quedo junto al ordenador hasta que en el Skype aparece mamá y me informa sobre su llegada. El tiempo entretanto lo paso leyendo los comentarios de los otros fans en el Twitter de Leiva - por ejemplo me ha divertido una chica que escribe que los siente inmensamente por sus vecinos que están obligados a escuchar Afuera en la ciudad ya dos horas sin cesar. Llego hasta en su web oficial donde leo que el disco saldrá en la venta en los primeros meses del 2014. Genial. De verdad. ¡Adivine cuándo originalmente debía estar en Madrid! Pedí el cuatrimeste de verano, pero cuando en abril leí que el disco iba a salir después del verano, corrí a la facultad a cambiar el cuatrimestre al de invierno. Durante las vacaciones me dejó bastante fría la noticia de que el disco saldría a finales de año y acepté incluso el aviso del propio Leiva de que disco Pólvora estaría en las tiendas en enero. Bueno, y ahora se dice que en los primeros meses del 2014. Ya falta solo la información de que el disco saldrá el día siguiente, o sea, sí, ese legendario e inespecífico MAÑANA español... Pues, para que lo sepa, he decidido estar en huelga de hambre pero no para protestar con el fin de chantajearlo (para eso lo aprecio y respeto demasiado y tengo claro que la publicación no se pospone así como así). La huelga será de hambre de verdad – con que no voy a gastar dinero en la comida, con los ahorros podré comprar un billete más y para el disco llegaré volando sin remordimientos y lo compaginaré con el concierto que deseo. Y además, adelgazaré. Mis piernas se convertirán en palillos, lo que combinado con los pies hinchados y raspados y con el culo "like Jennifer Lopez" será inmensamente sexy y seguramente ligaré con algún español, él se casará conmigo y yo podré disfrutar otros conciertos, uno tras otro, sin mirar las ofertas de promoción de Aerolíneas Checas e Iberia. ¡Bueno, para soluciones geniales tengo cabeza! Pero ahora en serio - en esencia, me alegro de estar aquí en este momento, es mejor venir con el buen tiempo y también es mejor irse desde el invierno (aunque al mucho mayor). Además, así no habría tenido la firma de Benjamín y no habría estado en el concierto de Vikxie, César Pop y no habría visto a Joaquín Sabina, Rubén y otros y no habría conocido a Dani Flaco. Y en primavera apenas encontraría tiempo para recorrer Madrid a lo largo y a lo ancho. Pues y el tiempo para reflexionar se acabó. La cama me llama.
Saluda
PD. ¡¡¡Muchísimas gracias por los dibujos hermosos y por el libro!!! ¡¡¡Los dos me alegraron mucho!!! ¡Sobre todo cuando oí que usted había tenido que emprender un viaje a nuestra casa en la colina dos veces! Ojalá con los caramelos para los niños y con los chocolates para usted se lo devuelva. No sé cómo estimé la cantidad, pero si además de para el hogar sobra una bolsita también para la clase del señor Dojáček y para la de la señora Špatenková, sería genial :-). A pesar de todo, sigo tomándolos por "nuestros" niños.
Y también las fotos atrasadas n° 9
Hoy le he "mezclado" las fotos de mi paraguas nuevo y de mis zapatos nuevos; de la pared decorada con entradas incluso la del concierto de Dani Flaco; la foto oficial para el single publicado "Afuera en la ciudad"; la foto de la web del Centro checo y luego por supuesto las de la visita del fin de semana: desde la azotea (con el abanico y sin él :-)); desde los rascacielos; desde la plaza de toros de Las Ventas; desde el parque Retiro – el estanque y también el palacio de cristal y ese banquete nuestro en la "Cebolla" – la comida amarilla es paella.
K.
Vamos rápido a otro cincodial. No paramos, llevamos retraso, el diez ya ha empezado y yo todavía no le he descrito los días que pertenecen al nueve. Pues qué viví esta vez:
el jueves 17 de octubre:
En mi programa de hoy: uni. Los jueves, según el horario oficial, tengo dos clases. Pero la primera, Didáctica del español, se enseña colectivamente solo los martes. Los jueves estamos divididos en dos grupos y mi grupo tendrá clase desde finales de noviembre. ¡Sí que se me da bien elegir las asignaturas! :-) Así que de casa no tuve que salir antes de las tres de la tarde. El camino fue precioso como las españolas jóvenes. De ellas todavía no he hablado. Pues, esas chicas son tan guapas que no entiendo en absoluto como en España puede mantenerse la monogamía. Si yo fuera un hombre español no elegiría, y en caso de que sí, seguiría siendo un problema, ya que de camino a la cita con la susodicha encontraría otras diez chicas igualmente guapísimas. Las españolas son seguramente más delgadas que las checas. Lo atribuyo al estilo de vida (aquí la gente come despacio y sentada, verdad :-), y el alimento de calidad es alfa y omega). Luego son más morenas, lo que hace la piel más bonita y tienen el pelo maravilloso – denso, intensamente castaño, lo llevan generalmente largo. Y tienen unos rasgos hermosos del rostro. Si hay algo que las limita en el concepto actual de los certamenes de belleza y en las pasarelas de desfiles es su estatura. Lo que es una verdadera pena. En cuanto al estilo de vestir, me parece que la mayoría lleva lo que las revistas de moda les ordenan. Las clases, o mejor dicho, esa única clase de Psicología del Aprendizaje, esta vez fue bien. Vimos algún documental de cómo funcionaba el cerebro humano y después en grupo tuvimos que responder varias preguntas que estaban relacionadas con el vídeo. Estuve en el grupo de las chicas que había conocido justo en la primera clase. Son majas, están encantadas con mi español y con mis pendientes con forma de reloj que no paraban de alabar. Sin embargo, la información más importante que fue mencionada durante la clase es que la huelga, anunciada para la semana que viene, no será de un día sino de tres. El martes tendremos la clase pero el jueves se suspenderá. ¡¡¡Hurra!!! ¡No me queda tiempo y cada día libre aquí es impagable! Cuando salí de la facultad, sin el ipod en las orejas, oí como una chica detrás de mí exclamó: "¡Mira, qué chulo el bolso!" Sí, mi bolso de vinilo no lo llevo solo para los conciertos. Pues me halagó y yo continué en el camino a casa. Este fue interesante por el hecho de que junto a la uni adelanté a un chico y luego él en alguna parte me adelantó a mí, después nos encontrábamos junto a los pasos de peatones, bueno, nos andamos cruzando lo que me divirtió porque pensaba que yo era la única quien iba al centro a pie. Me entretuvo tanto que casi olvidé en la Gran Vía girar al lado opuesto, a la calle Libertad, donde necesitaba pasar a recoger la entrada para el concierto del miércoles de Dani Flaco, ese al que había descubierto por mera casualidad, cuyo timbre de voz me dejó pasmada y cuyo último concierto en Madrid me lo perdí con éxito. La entrada la conseguí sin problemas, peor fue el asiento. El señor detrás de la barra me enseñó un papel que comentó con las palabras: "Esto es el escenario, aquí no se puede sentar y estas dos sillas son ocupadas. El resto está libre, pues elige." ¿Lo oye usted? ¡ELIGE! ¡Yo y elegir algo! Qué horror. Le dije que no sabía, que me daba igual, él se río y dijo que a él también. Genial. Entonces al final pedí la silla número 25 (ya que nací ese día y por coincidencia este año tengo esta edad, eh). ¡Uf! :-) Sin embargo, la silla pertenece a alguna mesa, aquí no tienen mesas para una persona como en la Galileo. Así que tengo bastante curiosidad por ver quién me hará compañía :-). Después de llegar a casa, me esperaba una sorpresa en forma de 23 euros puestos en mis discos. Enseguida me di cuenta de que se trataba del dinero de Inma por la entrada para el concierto de Quique González y me hizo gracia que me lo había dado justo hoy cuando Quique cumple cuarenta años. Por cierto, ese nombre interesante suyo "Quique" no es nada más que solo Enrique abreviado y familiar, o sea, es simplemente nuestro "Jindra" checo. En casa Begoña me preguntó, como siempre, cómo iba la vida, entonces le dije que todo estaba bien y lo que me había pasado el lunes. Que de camino desde la uni me encontré a Juan Aguirre. Me preguntó que quién era. Bastaba decir "¿Conoces a Amaral?". "¡Dios mío! ¡Ese guitarrista! ¡Juan! Kristýna, ¿por Dios, por dónde vas que siempre te encuentras a alguien?" Por Madrid, Begoña, por Madrid... Fui a prepararme la cena, probablemente la última comida en condiciones de esta semana, ya que cuento que con la llegada de mi mamá y mi hermana casi no voy a pasar por la cocina. Al regresar a mi habitación, oí un chillido del cuarto de Begoña y cómo me llamaba. Cuando entré, empezó a explicarme que le había entrado volando una mariposa allí mientras que yo –pensando que se trataba de gritos de alegría- constaté qué suerte tenía, que era una mariposa bonita y le pregunté si necesitaba algo de mí. Bueno, claro que sí, porque esa mariposa no era nada bonito sino horroroso, que yo tenía que sacarla de la habitación enseguida, o si no iba a morir (Begoña). Ajá. Vale. Pues, voy a pedirle un vaso, por favor, con el que voy a cubrirla, voy a poner debajo del vaso una postal y la sacaré al salón, desde donde la haré salir. El vaso me lo trajo, y solo de milagro no lo hizo pedazos porque estaba temblando mientras que yo me sentía como la salvadora del planeta Tierra. Cuando la mariposa estaba fuera definitivamente, a Begoña le volvió el color al rostro y con un alivio palpable me comunicó que si no hubiera estado aquí, probablemente habría tenido que dormir en la habitación de Inma. Pero yo estoy aquí, así que las dos podíamos desearnos buenas noches y acostarnos, cada una a su cama. :-) Antes de dormirme, por casualidad, descubrí en la web del Centro checo de Madrid una foto de la proyección de la película Rok ďábla (El año del diablo), mejor dicho, habían colgado allí varias fotos, pero una de ellas... otra vez una sorpresa. :-))
el viernes 18 de octubre:
Me levanté bastante temprano (para mí y para España, ¡claro!) y esta semana ya no será mejor. En la cocina me encontré con Inma. Quería hacerme partícipe de una experiencica, dijo que para que pudiera burlarme de cómo de desesperada está. Un tipo trató de ligar con ella, a Inma le gustó también, así que estuvieron juntos un tiempo antes de enterarse de que él ya tenía otra novia (evidentemente no soy la única a la que le parece una lástima tener a su lado solo una guapetona española, jajaja). No obstante, por otra parte, no me da la impresión de que Inma rompería con Juan, así que le pregunté en qué etapa su relación abierta se encontraba. Pues, me dijo que ese simpaticón era amable solo conmigo, con Inma solo cuando quería, por lo demás, era un machista que le dictaba lo que ella iba y no iba a hacer. Bueno, y entiéndalo usted. Pero para desanudar este "culebrón" no había tiempo, el reloj marcaba las diez y eso significaba que ya tenía que correr. Bueno, "tenía que", depende... en el aeropuerto no tenía que estar antes de la una pero probablemente lo adivina usted. Sí, debido a la visita de este fin de semana desde mi país estaba más que claro que iba a perder mi dosis de marcha regular llamada "Calle de Alcalá de ida y vuelta". Pero como soy una chica sagaz que siempre sabe encontrar la mejor solución, se me ocurrió que por Alcalá iba a ir, por lo menos hoy, de camino al aeropuerto, al que llegaré en bus desde el parque Capricho. La verdad es que inmediatamente después me enteré que desde allí ningún autobús circulaba a la Terminal, pero si vuelvo una parada (andando, claro, de verdad no hago hasta aquí diez kilómetros para después malgastar un billete por unos cientos de metros) a Canillejas, puedo ir desde allí en el bus número 200, que –por cierto- es la única conexión en la que es suficiente el billete sencillo sin el suplemento del aeropuerto. ¡Pero qué estrella soy yo eh! Por el dinero ahorrado volví a comprarme "las galletas del Príncipe" las que me zampo tradicionalmente de camino, cuando tradicionalmente no me queda tiempo para comer debidamente y tradicionalmente me lo perdono con que tengo un gasto grande de energía. Pero como una persona con educación superior, además aficionada a la alimentación sana, sé que son solo vulgares excusas, que atiborrarse con la grasa hidrogenada más barata y con el azúcar simple es un puro asco. Desde noviembre acabo con ellas. Lo prometo. Con el paseo, aunque hoy hice solo medio, fue todo bien. La parada de autobuses en Canillejas la encuentro sin problemas, incluso uno justo está a punto de venir y marcar el billete lo logro también. Es que aquí los autobuses funcionan de tal modo que se entra solo por la puerta junto al conductor, el billete uno mismo lo marca y en el horario puede leer que el bus circula en un intervalo aprox. 10-20 minutos. Simplemente unos minutos más, unos minutos menos en la península Ibérica no tienen ninguna importancia :-). Fue mi primer viaje en Madrid en buses locales, sin contar el bus exprés del aeropuerto, y probablemente los incorporaré a mis recorridos para conocer Madrid cuando el tiempo sea realmente mal. Iré con ellos hasta el final de trayecto y a casa regresaré a pie. Es un plan ideal para pasar el otoño y el invierno :-). En el aeropuerto estoy a tiempo. Al esperar averiguo que en la web ha aparecido el penúltimo episodio del documental con Leiva. En el momento en el que el vídeo se descarga y yo, toda entusiasmada, podría verlo aparecieron delante de mí mi mamá y mi hermana. Pues nada... Me dan la bienvenida diciendo que la próxima vez pasan de arrastrar mis cachivaches, me encasquetan una mochila y un paraguas nuevo y vamos al bus. Genial. El camino hacia el piso se lo hago entretenido mostrando las bellezas y curiosidades de Madrid pero a Markéta le interesa solo saber donde está aquí el fast food Subway. No tengo ni idea, le ofrezco la comida que tengo en casa. Un desinterés total. Después de llegar al piso saco todas aquellas cosas imprescindibles que me habían traído (para que se haga una idea, una maleta y una mochila llenas de, por ejemplo, mijos, lentejas, algas, el miso, la ropa, botas de agua etc.). Mi hermana todavía hambrienta exige la comida, esta vez ya cualquier comida, excepto mi comida para ser exacta. Después de alojarles en una pensión cercana les llevo al local Tía Cebolla que mi prima y yo descubrimos en abril y adonde me gusta ir. Bueno, y qué maravilla, a las queridas damas les gustaba tanto que teníamos que ir allí cada día y al resumir qué era lo que más les había gustado en Madrid decían que justo la "Cebolla". El primer día mamá pidió tortilla y Markéta y yo bocadillos. No obstante, antes que nada nos sirvieron automáticamente las tapas – cubitos de queso, rodajas de salchicha y tostadas untadas con aceite y aliñadas con orégano. Después de comer, pensaba llevarlas a esa azotea mientras que de camino nos paramos en la tienda de recuerdos en la que me había comprado ese abanico lila. Markéta lo descubrió en mi piso, le encantó y quería comprarse uno para ella. Eligió uno verde y luego nos fuimos a la azotea. Me sorprendió cuánto les había gustado el lugar. Como Markéta llegó sin gafas, quería comprarse unas en "hacheeme" pensando que aquí todavía no estalló la temporada de otoño. Error. Pero los gorros las tenían de sobra. Otra parada fue la FNAC en la que pensaba aumentar mi discografía de Quique González y conseguir un libro con la intención de que todo me llevarían a mi país. A mi hermana le interesaron los discos de Michael Jackson y mi mamá miró los discos de Dylan. Cuando ya habíamos elegido y nos dirigimos hacia las cajas de repente se oyó un aviso diciendo que todos tenían que abandonar el edificio enseguida. Jajaja. En la FNAC he estado tal vez cien veces (¡no exagero!) pero una evacuación la viví por primera vez ese día. ¿Y sabe usted qué fue lo más chistoso? Como de desde todas las plantas empezó a correr la gente a la calle, unos cuantos no se molestaron en pagar y aunque las alarmas sonaban, los guardas de verdad tenían a su cargo otras cosas que dentro de ese caos investigar quien estaba robando "en directo". Nosotras la compra nuestra, o mejor dicho, nuestra elección la pusimos en las estanterías más cercanas y nos precipitamos hacia las escaleras mecánicas. Sin embargo, Markéta hasta ahora se reprocha su honradez y yo me muero de risa al imaginar cómo contestaría, si le preguntaran por el mejor momento de la excursión a Madrid, que mangó los discos de Jackson en un centro comercial local. El tiempo libre inesperado lo llenamos con una visita al Palacio real, que les encantó también, y con el paseo a Plaza de España. Pero luego ellas se salieron con la suya y desde allí volvimos a la pensión en el metro. Les agobió "un poco" :-). Yo de camino a casa quería comprar algo de fruta y verdura pero no encontré ninguna tienda de este tipo. Por otro lado junto al paso de peatones me pararon un señor y una señora entrados en años preguntándome si yo era de madrileña. Cuando respondí que no se lamentaron diciendo que estaban buscando la calle Argumosa y nadie sabía donde se hallaba. La verdad es que no soy madrileña nativa pero con mi callojero en el bolso como si fuera :-). ¡Cómo me miraban cuando en un minuto les enseñé adonde ir. Me dieron mucho las gracias y dijeron que era increíble que les hubiera aconsejado una extranjera. Estas situaciones cuando me siento útil, las adoro de verdad. En casa leí un e-mail de la coordinadora Elsa. Dice que ya estoy registrada y que me pase a recoger en la oficina algo. "Vale." (lo que significa algo como "ok" o "de acuerdo"). Antes de dormir me pongo a pegar los auriculares – no para de desprenderse la funda de silicona, así que pedí que me trajeran un pegamento instantáneo. La operación termina con éxito. La funda ya no se puede desprender, en cambio, los auriculares de mis orejas sí. ¡Y ese era mi objetivo! Y como el lavavajillas logró desgajar el asa de una taza, aprovecho la oportunidad y en un segundo reparo el defecto. Ahora toca solo ver el episodio séptimo que quería de Leiva y ¡a dormir!
el sábado 19 de octubre:
Quedamos a las diez cerca de mi domicilio con intención de llevarlas a la estación de Atocha donde está el jardín tropical y el monumento a las víctimas de los atentados del año 2004. Pero hubo un malentendido, mi hermana pensaba que volveríamos a ir a comer y estaba enfadada por no poder desayunar otra vez tortilla en la "Cebolla". ¡Y otra vez hambrienta! En la estación le proponemos varias posibilidades pero ¡qué va! Sigue estando enfadada y con desinterés. Sin embargo, solo hasta que ve los regalices. Bueno, se los compro y enseguida se puede hablar con ella. El monumento no está abierto antes de las 11, así que la visita la posponemos y vamos por el parque Retiro al barrio Goya donde tomamos algo dulce para matar el gusanillo y refrescarnos y continuamos a la plaza de toros en las Ventas. Luego nos trasladamos por el metro al norte de Madrid hacia a los cuatro rascacielos que se ven también desde el aeropuerto. Desde allí continuamos hacia el centro hasta el estadio del Real Madrid. Allí subimos al metro y vamos a comer a esa "Cebolla" nuestra. Markéta quiere espaguetis a la boloñesa, yo pido una empanada de atún y mamá, creo, otra vez tortilla. Cuando estábamos a punto de salir el camarero nos trajo tres licores y nosotras hasta ahora no sabemos si era un detalle de la casa o si se equivocó de mesa y nosotras nos bebimos los de alguien, ya que en el recibo no estaban y antes por error nos obligó a aceptar un café que había pedido un señor sentado al lado :-). Después de comer nos separamos diciendo que desde las seis nos vamos de tiendas, como les había prometido. Ese momento libre lo paso leyendo el email - escribe Péťa y yo siento gran alegría de cuánto se espació, cuántas cosas vivió y cómo, por su parte, a ella le agradan y le asombran mis aventuras. Además, elegió unos fulares que puedo comprárselos mañana de camino al Rastro y mi hermana puede entregárselos pronto en Praga. También encuentro el azúcar de canela que me han traído, crucial para mis bolas de harina de requesón que tengo planeadas. ¿Le he dicho a usted que a Emejota se le ocurrió que a las chicas les preparara alguna comida checa? Lo chistoso era que de algún modo no caí en la cuenta en absoluto de que el azúcar de canela no era nada más que solo canela en polvo mezclada con azúcar, así que no sería ningún problema cocinarlo aquí. Y eso que soy una lectora asidua de Žena a život (*La mujer y la vida / Mujer Hoy)... :-) Antes de las seis me voy, es la hora de aquellos trapos ¡lo que me faltaba! Ay. Cuánto odio esas tiendas (supuestamente de "moda") que están llenas de telas Made in China excesivamente caras y raramente cosidas. Pero primero nos dirigimos a la FNAC donde, esta vez ya con éxito, compramos aquellos discos escogidos y sobre todo el libro que necesito llevarme. Es que es, más bien, un librón. Un bestseller actual de una autora española de 912 páginas (*"Dispara, yo ya estoy muerto" de Julia Navarro). No sé demasiado de qué va pero desde las informaciones disponibles lo compararía con Dostoyevski. Pues, voy a ver en febrero cuando me ponga a leerlo. Tengo muchas ganas.
el domingo 20 de octubre:
Después de las diez voy a buscar a las chicas. Nos dirigimos al Rastro, el mercadillo, que se encuentra solo a unas calles de su pensión. No obstante, tomamos un rodeo por la Plaza Mayor donde quiero comprarle a Péťa aquellos fulares que quería. Pero ¡vaya! están vendidos. Ay. En el Rastro hay todo lo posible e imposible, había elegido varias cosas allí pero compro solo una - el mono de peluche para mi mono de peluche, lo que irrita a las dos damas, pero qué podían esperar de mí eh. Lo llevaba avisando mucho tiempo. Luego vamos a la pastelería, a esa familiar en Huertas. Nos pusimos moradas debidamente. Desde allí continuamos hacia el monumento. Después nos separamos diciendo que quedamos a las tres y media para tomar una comida - a qué otra parte que a la "Cebolla". El tiempo libre lo paso hojeando las revistas que me han traído (*OnaDnes / Ella Hoy - algo como Telva), por coincidencia en el último número hay una entrevista con la directora del Centro checo de Madrid. Luego en la web descubro una entrevista genial con Jan Hnízdil (*un médico checo famoso que abandonó la medicina clásica y se dedica a la medicina psicosomática que propaga con éxito) en la que me sumerjo tanto que del piso salgo corriendo con retraso. Mi impuntualidad es comentada debidamente pero cuando me defiendo diciendo que lo causó Hnízdil, me lo perdonan. En la "Cebolla" por error pido dos paellas en vez de una pero menos mal, ya que para mí una porción era suficiente y mi mamá al cabo también comió la suya. ¡Camarones y calamares son ñam! Luego vamos al Corte Inglés, la comida allí no me gusta comprarla porque se trata de un supermercado inmenso y caótico donde hace compras la mitad de Madrid, pero aceptan mi tarjeta de crédito, entonces ¿me queda otro remedio? Además, me aprovecho del hecho de que hoy no tengo que arrastrarme con las bolsas sola. Cuando busco en las estanterías con leche el requesón (para esas bolas de harina) atino una caja de leche de soja que aquí está quizá aún más barata que en Chequia. Ay. Esperaba con ganas ahorrar mucho si me traían la comida de mi país y ahora esto... en el piso descargamos la compra y todavía queremos no perdernos el Prado ya que el domingo por la tarde la entrada es gratis. La guía dice que quien no ha estado en el Prado es como si no hubiera estado en Madrid. Además ese libro sabio dice que el museo durante los fines de semana cierra a las siete y la última visita es posible una media hora antes (de la hora de cierre). Esta información la leemos a las seis y cuarto. Dado que ninguna de nosotras tiene predilección por el arte plástico, la pinacoteca la desechamos y en lugar de ella vamos al Retiro hacia el Palacio de Cristal y el Estanque, salimos junto a la Puerta de Alcalá y alrededor del Prado por lo menos pasamos para que no se diga. El fin de la excursión, mañana la salida. Mi mamá y Markéta caen de cansancio, a mí me anima el último episodio de la serie con Leiva en el que toca toda la canción. Al final aparece también una parte de la versión definitiva que estará en el disco. Desde el lunes la canción estará disponible en Itunes. Y ya que el lunes empieza en dos horas, decido esperarla. ¡Mi gozo en un pozo! Resulta que "lunes" es un concepto amplio y yo, después de la una de la mañana, paso de eso y caigo dormida por el sueño.
el lunes 21 de octubre:
Levantarme es un horror, no dormí ni seis horas y siento que las piernas después de esos tres días casi no las siento. Quedamos a las nueve y dijimos que hoy vamos a desayunar por última vez a la "Cebolla". Yo, una desesperada sobre las cartas, esta vez sé seguramente qué voy a pedir. Leiva en uno de los episodios de ese documental que ayer acabó habló de su desayuno tradicional cuando está de gira - tortilla y cerveza, así que aprovecho la ocasión y pido justo lo mismo. Mis damas querían también una tortilla, sin embargo Markéta con un zumo y mamá con un té verde. Después de comer hacen las maletas en la pensión y como tenemos tiempo, pasamos aún por mi piso. Les saco una foto en el balcón con Atocha de fondo y nos dirigimos para el bus con rumbo al aeropuerto. A Markéta además le compro un regaliz y justo está viniendo el exprés amarillo. En el aeropuerto estamos a tiempo, todo transcurre sin problemas, las chicas logran facturar los equipajes y pasar por los controles y yo puedo ir al metro con rumbo a la uni. No obstante, por error, compro el billete solo para Nuevos Ministerios donde necesitaría transbordar. Bueno, si me arriesgara con este, probablemente no pasaría nada pero, como resulta que tengo tiempo de sobra, en vez del transbordo elijo la salida y el resto del viaje voy andando. Otra vez una solución ideal. La clase con el Hablador es genial como siempre. Después de ella voy a casa por la calle Princesa en la que tengo escogidos unos zapatos. Cuando los pruebo (de nuevo después de una reflexión tremenda sobre qué color elegir) me llego a saber que son blandos, cómodos y sin cierre con los cordones solo de adorno. ¿Y el precio? ¡Me descontaron de la cuenta unas ridículas 986 coronas checas (*unos 36 euros)! Quizá me compraré unos más. Desde la calle principal Princesa giro por Tutor (allí tuvo lugar esa firma de libros de Benjamín Prado) aún una calle más a la Martín de los Heros, que es -para variar- la calle que conozco gracias a Leiva, ya que allí se encuentra su tienda favorita de discos de vinilo. El otro día fui a echarle un vistazo a la calle y ¡cuánto mereció la pena! Es que ahora me dirigo allí a una papelería. Simplemente necesito un cuaderno y la FNAC me la prohibí quizá cien veces. Pero aún así pago por un A4 rayado casi dos euros, pero creo firmemente que si pasara por la FNAC gastaría mucho más. Me conozco a mí misma. A casa llego justo en el momento cuando en Ruzyně (* el aeropuerto en Praga, el "Barajas checo") aterriza mi mamá con mi hermana. Pero junto al ordenador corro sobre todo debido a la canción nueva de Leiva que -por fin- está accesible en Itunes. Puedo descargarla gratis del Youtube pero yo me la compro. Cuesta 0,99 euritos. ¿Entiende usted? Una joya así y uno paga menos que por un cheesburger asqueroso del McDonalds. Increíble. Me quedo junto al ordenador hasta que en el Skype aparece mamá y me informa sobre su llegada. El tiempo entretanto lo paso leyendo los comentarios de los otros fans en el Twitter de Leiva - por ejemplo me ha divertido una chica que escribe que los siente inmensamente por sus vecinos que están obligados a escuchar Afuera en la ciudad ya dos horas sin cesar. Llego hasta en su web oficial donde leo que el disco saldrá en la venta en los primeros meses del 2014. Genial. De verdad. ¡Adivine cuándo originalmente debía estar en Madrid! Pedí el cuatrimeste de verano, pero cuando en abril leí que el disco iba a salir después del verano, corrí a la facultad a cambiar el cuatrimestre al de invierno. Durante las vacaciones me dejó bastante fría la noticia de que el disco saldría a finales de año y acepté incluso el aviso del propio Leiva de que disco Pólvora estaría en las tiendas en enero. Bueno, y ahora se dice que en los primeros meses del 2014. Ya falta solo la información de que el disco saldrá el día siguiente, o sea, sí, ese legendario e inespecífico MAÑANA español... Pues, para que lo sepa, he decidido estar en huelga de hambre pero no para protestar con el fin de chantajearlo (para eso lo aprecio y respeto demasiado y tengo claro que la publicación no se pospone así como así). La huelga será de hambre de verdad – con que no voy a gastar dinero en la comida, con los ahorros podré comprar un billete más y para el disco llegaré volando sin remordimientos y lo compaginaré con el concierto que deseo. Y además, adelgazaré. Mis piernas se convertirán en palillos, lo que combinado con los pies hinchados y raspados y con el culo "like Jennifer Lopez" será inmensamente sexy y seguramente ligaré con algún español, él se casará conmigo y yo podré disfrutar otros conciertos, uno tras otro, sin mirar las ofertas de promoción de Aerolíneas Checas e Iberia. ¡Bueno, para soluciones geniales tengo cabeza! Pero ahora en serio - en esencia, me alegro de estar aquí en este momento, es mejor venir con el buen tiempo y también es mejor irse desde el invierno (aunque al mucho mayor). Además, así no habría tenido la firma de Benjamín y no habría estado en el concierto de Vikxie, César Pop y no habría visto a Joaquín Sabina, Rubén y otros y no habría conocido a Dani Flaco. Y en primavera apenas encontraría tiempo para recorrer Madrid a lo largo y a lo ancho. Pues y el tiempo para reflexionar se acabó. La cama me llama.
Saluda
Kristýna desde Madrid
PD. ¡¡¡Muchísimas gracias por los dibujos hermosos y por el libro!!! ¡¡¡Los dos me alegraron mucho!!! ¡Sobre todo cuando oí que usted había tenido que emprender un viaje a nuestra casa en la colina dos veces! Ojalá con los caramelos para los niños y con los chocolates para usted se lo devuelva. No sé cómo estimé la cantidad, pero si además de para el hogar sobra una bolsita también para la clase del señor Dojáček y para la de la señora Špatenková, sería genial :-). A pesar de todo, sigo tomándolos por "nuestros" niños.
Y también las fotos atrasadas n° 9
Hoy le he "mezclado" las fotos de mi paraguas nuevo y de mis zapatos nuevos; de la pared decorada con entradas incluso la del concierto de Dani Flaco; la foto oficial para el single publicado "Afuera en la ciudad"; la foto de la web del Centro checo y luego por supuesto las de la visita del fin de semana: desde la azotea (con el abanico y sin él :-)); desde los rascacielos; desde la plaza de toros de Las Ventas; desde el parque Retiro – el estanque y también el palacio de cristal y ese banquete nuestro en la "Cebolla" – la comida amarilla es paella.
K.
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