ues, or esta vez decidió "estar en huelga" la letra "P". arece que mi ortátil ide la jubilación anticiada, no encuentro otra exlicación ara su enfermedad – aunque aquí, mi madre enseguida emezaría su discurso enfático de cómo lo trato. Pero como aquí no está, sin pérdidas de tiempo, podemos echarnos hacia otros cinco días de enero.
el jueves 16 de enero:
Después de despertarme, repaso la red. Descubro la foto que me evoca una necesidad frecuente de mis coetáneos universitarios: retratarse, a través de la cámara, con sus tesinas, sí con esos bodrios inútiles de cuarenta páginas y más, en las manos y el resultado colocarlo en la web. Pero esto es harina de otro costal. En la foto hay un hombre que se piró del insti antes del bachillerato y su "tesina" no tiene decenas de páginas sino trece canciones. Síííí, Leiva con Pólvora, con ese tesoro que ya pronto me hará el día y la noche más bonitos. ¡Que ese 28 de enero llegue ya! Hoy tengo enormes ganas de las clases. No es solo que me espera Didáctica, seguramente perfecta, sino sobre todo la última clase de Psicología. ¿Entiende? Última significa ¡Nunca jamás! ¡Oléééé! De camino a la facultad me paro en El Corte Inglés a por el disco de Rebeca Jiménez a cuyo segundo concierto voy por la noche. Tiene una cubierta de papel hermosa, ningún asco de plástico. En la Didáctica logré hacer reír a mi profesora. Me preguntó qué tal mi inglés – eso porque unos compañeros para la clase de hoy lo eligieron para sus actividades. Entonces le confesé verdaderamente que había pasado diez años estudiando el inglés, algo recordaba y entendía, pero entender no quería de verdad, ya que era una lengua asquerosísima. "Entiende, pero no quiere entender, jajajaja." Bueno, a mí no me parece tan chistoso, pero a Isabel le divirtió. La aburrida clase de Psicología me la entretuve hojeando el cuaderno en el que me escribo todos los gastos y en esa ocasión decidí contar cuántos "Príncipes" me había engullido aquí. Por cierto, ¿ya me he jactado ante usted de que más de tres semanas estoy "limpia"? Sí, sí. El último (¡¡¡el vigésimo!!!) paquete lo devoré poco antes de la Navidad. Sin embargo, si no los hubiera comido en absoluto, habría tenido ahora una figura tal que habría podido posar para Playboy. ¿Sabe usted lo que significa? No, no hablo sobre la desnudez, ni sobre el prestigio. Me refiero a esa maldita pasta gracias a la que iría a Madrid como me diera la gana. Después de la clase me detiene con una pregunta Irene. Dice que le falta uno de mis deberes. Ojo, no se deje confundir usted como yo. Irene no se refiere a ese trabajo individual de octubre, debido al que esquivé tres clases consecuentes. Tiene un problema con el hecho de que no he realizado la primera actividad de grupo. Verdad, apenas pudiera participar en ella cuando estoy apuntada en esta asignatura desde la segunda semana de octubre. Por eso inventó una solución "genial". Basta si lo hago sola, durante febrero después de regresar a mi país. No importa que no lo entienda. No importa que allí escriba unas tonterías. No importa que me cueste muchísimo tiempo. Lo más importante es que el sistema informe de que los deberes fueron entregados. Lo que no fuera capaz de hacer más que solo asentir con la cabeza, de verdad, no tiene nada que ver con el nivel bajo de mi español oral. De la facultad voy a casa en bus. No, no me he vuelto vaga, ni me rescindieron el contrato mis piernitas. Solo la salida a Chequia está a la vuelta de la esquina y yo con la conexión C1 todavía no he ido. ¡Y cómo de bien me vino otra vez! Había mucho viento, de camino a la facultad me enfrié bastante, así que dejar calentar más de una hora mis riñones en el asiento caliente del fondo fue un acierto. Aunque durante el camino anocheció, me sorprendió lo bien que me oriento y todo lo que ya he recorrido. En el piso me comí la cena de un trago. No sé si el transporte de aquí es tan lento o mis piernitas tan rápidas, pero ese bus no me ha ahorrado ningún tiempo. Antes de salir, logré escuchar ese "Vértigo" de Leiva. Y tengo que decir que de todas las canciones aún publicadas de Pólvora, es la que más me gusta. Una noche de música maravillosa continuaba en el Búho Real. El concierto de Rebeca fue fenomenal. Para esta noche eligió un repertorio genial y yo, aparte de una hermosa experiencia cultural, me llevé también el disco firmado.
el viernes 17 de enero:
El día de hoy lo lleno generalmente inventando la actividad para Didáctica. El plan original de dejar a mis compañeros describir las fotos de personajes checos a base de su primera impresión y luego revelarles de quién se trata fracasó. Ya tenía preparados los materiales, bastaba que Marcelka me los trajera. Pero como al final volverá el martes por la noche en lugar del lunes, hace falta improvisar y crear rápidamente otra cosa. Al final me decido por los "falsos amigos", como se dice a las palabras que tanto en checo como en español se escriben y leen igual, pero en el sentido discrepan. Por ejemplo, nuestra ROPA (*en checo: el petróleo) y TETA (*en checo: la tía) es para un español OBLEČENÍ (=la ropa) y PRSO (=la teta). :-) Para no pasar todo el día sentada en casa, se me ocurrió ir al cine. Afortunadamente, antes de salir pregunté a Inma cómo funciona aquí el doblaje. Cuando averigüé que los cines a los quería ir (porque los recomendaron Rubén Pozo y Quique González, claro) eran famosos por echar las películas en versión original, perdí las ganas. De verdad no pienso en Madrid escuchar tres horas algún inglés estúpido. A la caída de la tarde me decido agarrar el portátil y, por lo menos, ir a mi querido bar Santander a escribir los emails donde en esta ocasión tomaré algo para cenar. Después de cavilar con desesperación unos minutos como siempre sobre la carta, al final pido un panecillo, un té con limón y arroz con leche como postre. Mientras que ese panecillo fue un horror, en lo que se refiere a la forma de comerlo, ¡el arroz fue una delicia increíble! Dado que -no sé cuál fue el motivo- en el Santander no se me conectaba el wifi, después de una media hora me podía encaminar a casa sin escribirle ni una coma. A Atocha fui por el Café Madrid, para comprobar su horario imprevisible. Esta vez las persianas estaban subidas (¡y yo saciada!), o sea, me bebí en un abrir y cerrar de ojos allí por fin (y sin preocupaciones) una copa de vino blanco y por lo menos el problema de qué tipo de vino Leiva tomaba allí lo podía tener por resuelto. Sin embargo, si no me equivoco, Leiva en este lugar antes tomaba también gin tonic, que es algo que no me viene demasiado bien. Es que ese quiero pedirlo en el bar Cava Baja 5. En casa me persuado de que la memoria me falla. Leiva pasaba las noches en el Café Madrid con una copa de daiquiri. Pero eso es un lío también, porque el daiquiri pienso tomarlo en el bar Cock, ya que justo allí empinaba el codo con ellos Quique González cuando escribía las canciones para su disco siguiente llamado -qué sorpresa- "Daiquiri blues". Bueno, y ahora qué. Estoy sentada junto a la mesa con la agenda en la mano e intento hacer un plan de trincar. Los días y mis finanzas bajan, los bares de mis queridos músicos españoles todavía no examinados, todo lo contrario. Ay, ¿¡qué preocupaciones realmente adecuadas a la estancia de estudios, eh!? ¡Espero que su intención de publicar los megaemails hace mucho que ya la haya dejado usted! En el caso de que no, lea las frases anteriores una vez más. Y en voz alta. Tal vez tenga efecto. :-)
el sábado 18 de enero:
Hoy he avanzado con mi actividad didáctica. También descubrí un reportaje estupendo de los tiempos remotos de Pereza y además logré descifrar el significado de las expresiones "tal para cual" y "hacer luz de gas". Enseguida uno a las canciones les da sentido. :-) Luego preparé un montón de ropa sucia y puse a hacer la colada. Bueno, y para que el día de hoy sea por lo menos un poquito cultural, se me ocurrió que podría ir a ver la película "La Gran Familia Española", la única película española en la cartelera de Renoir en Plaza de España, el cine que prefiere Juan Diego Botto. Entonces, después de echar la ropa de la lavadora a la secadora, fui a dar un paseo con destino: el cine. Allí pasé de pie una cola colosal, poco antes de comprar las entradas, averigüé que estaban agotadas y podía ir a dar otro paseo, esta vez con destino: el piso. Es que elegí un día de alguna oferta, cuando echan las películas casi gratis. Pero explique a los españoles que se irá volando en dos semanas a su país y necesitaría verla ahora. Del sábado es todo. Si no fuera holgazana y tacaña podría ir al norte de Madrid a la FNAC para el último concierto de Vikxie, pero me miento a mí misma diciendo que no me estropearé la experiencia del principio del año en el Búho Real al que la FNAC simplemente no puede superar.
el domingo 19 de enero:
Me despierto en una habitación caldeada. Es porque para el finde se ha quedado aquí Emejota. Como proviene del sur, evidentemente tiene la necesidad de mantener una temperatura semejante también en Madrid. Todavía en la cama me pongo unas canciones recomendadas en Facebook por César Pop (el teclista de Leiva) y por el NoCerdo Dani Flaco (el nada de Leiva :-)). A continuación, recibo los apuntes de Psicopatología de Marta. Calculo que podrían contener unas cincuenta páginas. Cuando el archivo se abre completo, Word me anuncia las 99. Ni intento recontar cuántas tendría que repasar por día para que lo lograra, por lo menos, leer antes del examen, y el archivo, para calmar la conciencia, lo cierro. Hace falta empollar para el examen de mañana de Psicología, o sea, ¿significa qué? Sí, me pongo a limpiar – primero mi habitación, luego la cocina y en lugar de Begoña barro el pasillo. Lo nota Emejota y me asegura que a Begoña por el estado del pasillo le echará un buen rapapolvo. Bueno, ya veo cómo "Pepi" le reprocha algo... Por cierto, cuando estaba para salir (al bar de Javier por Alcalá, ya que estamos a domingo y además, el examen será MAÑANA), ella estaba preparando algo de lo que a continuación me reveló que se trataba de un plato especial de harina y agua que en el sur preparan siempre cuando llueve. Me divirtió imaginar cómo tendría que parecer la comida checa de otoño. No sé si su fin era la lluvia honrarla o ahuyentarla, de todos modos, hoy de paseo por Alcalá no cayó ni gota. Genial. Hacia el Estadio Olímpico fui por la Avenida de Guadalajara a Las Rosas, desde donde había una vista bonita al aeropuerto. En el bar de Javier hoy pedí solo una caña. Después de repasar todo El País, quería pagar, en ese momento telefoneaba. La espera me la entretuvo sirviendo otras tapas, esa delicia de patatas con el tocino y otra cerveza, todo otra vez a su cuenta. Podía protestar como quisiera, pero todo era en vano. Así de amable es Javi. :-) A casa me encamino en la dirección contraria a la que está Atocha. Simplemente no terminar Alcalá sería como ni pisarla. Y eso no se hace. Después de llegar al piso, mi plan de estudiar un poco por lo menos antes de acostarme me lo estropeó un artículo de Sony. Iba acerca del contenido de Pólvora de Leiva y leerlo es como leer el menú en un restaurante con tres estrellas Michelin.
el lunes 20 de enero:
Llegó la hora del gran examen y del gran castigo. El ajuste de cuentas está aquí. Me di cuenta de que de todos modos en casa no aprendería ni patata, así que echo el portátil al vinilo bolso y las presentaciones de Psicología las repasaré esperando el examen. El test tiene lugar a las cuatro y media, El Hablador lo deja a eso de las dos y media, o sea, por lo menos, aprovecharé esas dos horas razonablemente. De camino me entretiene una manifestación que bloquea la acera delante del Ministerio de Agricultura, además, me paro en el Carrefour a por dos Milka – uno lo tomo para mí como indemnización por el examen (los premios se refieren solo a los que se rompen los codos) y el segundo para Marta por los apuntes de Psicopatología que me envió. Cuando me dirijo hacia Sol por algunas calles que enlazan con la Calle de las Huertas, por una casualidad increíble descubro lo que llevo buscando en vano ya desde septiembre. Es que justo el día que llegué volando a Madrid – el 4 de septiembre – Leiva compartió en su Twitter una foto sacada en el barrio cerca de la calle Huertas diciéndonos como en la pared de alguna casa había encontrado el fragmento de la canción "Madrid" de Pereza. ¡Ahora incluso yo ya sé, por fin, dónde se halla "Eres mi rincón favorito de Madrid..."! En la clase de El Hablador hoy no estoy atenta, que me perdone el hecho de que su explicación la hayan sustituido las presentaciones de las compañeras que no estarán incluidas en el test. Además, tengo a mi cargo algo mucho más importante. No crea usted que hablo sobre empollarme Psicología "last minute", esas presentaciones de Power Point las tengo abiertas solo para que cubran el Internet en el que cada cinco minutos actualizo la página de Leiva porque hoy debería revelar las fechas de otros conciertos, Madrid incluido. Después de Psicopatología me escondo en un rincón del pasillo con el portátil consciente de que ahora ya no me queda ningún otro remedio que estudiar. Como una motivación me pongo en los auriculares el vídeo "Terriblemente cruel". No logro acabarlo porque después de un minuto se me murió la batería. Y el cargador lo dejé en el piso. ¿¿¿Sabe usted qué significa esto??? No tengo nada donde podría estudiar, o mejor dicho, de donde por lo menos leer para calmar mi conciencia. Si tomo en cuenta que en una hora me espera el examen para el que no era capaz de leer ni esas cinco estúpidas presentaciones, no me queda otro remedio que canturrear cómo de "terriblemente mala" es mi situación. Y dar un paseo. Sí, el aire fresco, el paseo y el ipod en las orejas me ayudarán con toda garantía. No digo que para aprobar el examen, pero para superar mi mala hostia desde luego. Además, Marta, como una excepción, no llegó para la clase de hoy de El Hablador, así que las dos vacas Milka son mías. En un momento así, de mal humor estaría solo un diabético. A la facultad regreso paseada y atiborrada de chocolates a través de la Ciudad Universitaria a las cuatro y cuarto. Llego a la planta cuarta donde tiene su despacho Irene (¡y desde donde hay una vista magnífica!, o sea, Kristýnka no se puede contener) y con dos compañeros espero el examen. Cuando recibo la misma versión que los demás voy teniendo en cuenta que estoy totalmente hundida. Dicho de una forma elegante. Las preguntas del test no solo son larguísimas sino también terriblemente difíciles. Menos mal que no he estudiado, porque lo que intentaría empollar de todos modos no está incluido. Irene me asegura varias veces que si hay algo que no entiendo, basta decirlo; así que no paro de decir que no entiendo la pedagogía social, no el idioma extranjero. Tengo ganas de tachar las respuestas como si se tratara del cinco en raya y esfumarme del aula. Al final, decido otra táctica. Me quedo sentada sobre el test hasta que los demás se vayan. Cuando me quedo en el aula sola, Irene se sienta junto a mí y repasa conmigo la mayoría de las preguntas intentando llevarme con varias señales a la respuesta correcta. No sé qué me da más asco. Si el hecho de que reconozca que el test de verdad tenía que ser difícil para mí, pero ella no encontró ningún hueco para crear una variante más fácil, o cuando vivo en mis propias carnes este funcionamiento ridículo de Erasmus que -aparte de esto- aquella idea loable de mandar a los estudiantes al extranjero la humilla totalmente. La Unión Europea quiere ver que uno aprobó la asignatura. De qué manera y si fue de utilidad a todos importa un rábano. Excepto yo, según parece. Después de casi dos horas me fugo de la facultad. Pero aún Irene se despide de mí con un beso a la izquierda, beso a la derecha y deseándome todo lo bueno. Pues, ella es una tía súper guay, lo digo desde el principio. De todos mis tres profesores, me trataba a mí amablemente enseguida desde el primer momento. Pero esa pedagogía social, esa maldita pedagogía social, es un infierno. Pero algo tiene que equilibrar esa sensación de que en otros casos estoy en Madrid como en el séptimo cielo. :-) Y ahora: ¡al piso! Hoy pienso recorrer la ruta del autobús número 2, lo que significa llegar a la calle Guzmán El Bueno y bajar en la estación final Manuel Becerra. Desde allí no está muy lejos la casa y además, de camino tengo que pararme en alguna papelería a por cartulinas para mi actividad didáctica para mañana. Al final, entro en una librería que había pasado hasta la médula durante mi Alcalá otro día y sé que en el sótano venden artículos de oficina. Los "A4" blancos duros corrientes no los encuentro, pero me las arreglo de otra manera. Agarro tres carpetas violetas duras que corto con tijeras y los seis papeles necesarios los tendré de todos modos. En casa enseguida conecto el portátil a la electricidad, leo la felicitación de Irene avisándome de que salí airosa del test, es decir, aprobé el examen con éxito, siento un alivio, en el reproductor pongo las canciones de Dani Flaco, Xoel López y mis otros favoritos y empiezo a hacer las tarjetas con "amigos falsos". ¡Cómo echaba de menos alguna actividad creativa! Disfruto a tope copiar, marcar, recortar y colorear. Cuando quiero poner otra vez el hit "(no)cerdo" de Dani "Corazón en bancarrota" me doy cuenta de que el Twitter de Leiva anuncia un nuevo mensaje. Uaaaaaa: ¡¡¡ha pasado algo inesperado!!! Una semana antes de la publicación oficial, desde ahora Pólvora está en Itunes para escucharla gratis. Dani, sorry, pero "Corazón" puede irse al carajo. Lo que a uno le pasa solo un par de veces en la vida, es decir, esa sensación irrepetible antes de la primera escucha del nuevo disco de su ídolo, de buenas a primeras está aquí. Este es el último momento cuando de las canciones conozco solo los nombres. Desde ahora ya van a tener una forma musical concreta. Bueno, ¿y qué añadir? Pues, Leiva nunca falla. :-) Y encima de todo recibí otro e-mail de usted. ¡Cómo usted lo logra todo, de verdad, es un misterio para mí! ¡Gracias por los piropos (¡inadecuados!) y su información de la patria!
Dado que todo salió tal como usted me había deseado, o sea, como yo quería, puede esperar con ilusión el 29 (para ese Algo realizado incluso con A en mayúscula :-)).
Saluda
Kristýna desde Madrid
Las fotos n° 28
Hoy casi nada: el concierto de Rebeca y el disco firmado; la vuelta del bar de Javier después de anochecer; la manifestación delante del ministerio; la pared dibujada cerca de la calle Huertas y ¡la foto de Leiva con la "tesina" llamada PÓLVORA! :-)
K.
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