Me da guerra la letra "e", así que siento curiosidad por lo que escribiré hoy. Si algo careciera de sentido, intente imaginársela allí. "l" es "él", "Liva" es "Leiva", "mjota" es "Emejota", etc.
el sábado 11 de enero:
El once de enero es otro hito. El 24 de septiembre agarré mi libro de texto lleno de refranes y modismos y cada día decidí aprender dos expresiones. El libro contiene tantas que todo lo sabré algún día en la mitad de enero, poco tiempo antes de mi salida. Bueno, y ¡tachán! ha llegado el momento. Tengo la sensación de que casi no he mejorado y no he aprendido mucho, pero es probable que me equivoque. Apuntar las últimas frases me lo hago más agradable escuchando a Manolo García y sus canciones para mí desconocidas. Me acuesto sobre las tres de la mañana. Después de pasar por el cuarto de baño y la cocina, sobre las tres de la tarde empiezo a andar por Alcalá. Pero hoy no tengo ni idea de adónde ir y por qué. Así que de alguna manera doy vueltas por la calle y cuando en mi camino aparece El Corte Inglés en el barrio Goya, intento entrar a ver si ya por fin encuentro el primer disco de Quique González. El cuarentón de "Jindra", o sea, Enrique en español, es tan activo que durante su carrera logró publicar nueve álbumes de autor. Y a mí me faltan solo dos. De hecho, ahora ya solo uno porque ¿ha pasado qué? ¡Sí! ¡¡¡Salió bien!!! El disco "Personal" es mío e imagínese, ¡¡¡ni 5 euros!!! Temía que desde octubre, cuando quería comprármelo, lo hubieran retirado de la venta. Esta compra exitosa me vertió energía en las venas y las piernas. Entre las paradas de metro El Carmen y Quintana giré de Alcalá a la derecha y la mantenía paralelamente yendo por nuevas calles. Me conecté a ella en Ciudad Lineal y en esta ocasión entré en aquel centro comercial al que aquella vez me preguntó alguna señora y yo "operé" con las expresiones de "el rincón" y "la esquina". Me interesaba saber si tropezaría allí con algún bar agradable en el que pudiera comer, porque al bar de Javier quiero ir mañana. Encuentro solo un estudio de tatuaje y vacilo. No puedo decidirme si hacerme un tatuaje aquí y todavía antes de la salida, eventualmente en la primavera, o en Praga. Es que eso a usted le elimina durante medio año la posibilidad de donar sangre y eso es algo que ahora no me viene demasiado bien. Como en el centro comercial no me entra por los ojos nada, al final decido pasar por un Granier cercano, por la última filial en Alcalá en la que aún no he estado. El avance indiscutible en mi español es el hecho de que esta vez ya entiendo la pregunta acerca de la leche y no tengo que responder: "Da igual." Es verdad que si la quiero "caliente" o "templada", en serio me importa un bledo, pero en el marco de la conversación utilizo la expresión, para mí nueva, "TEMPLADA". Estoy sentada en la mesa con la vista a la calle y pienso en qué hacer luego, porque estoy algo cansada y el tiempo – nada espectacular. Considero dirigirme directamente al piso, pero al final se me ocurre algo mejor – llego al fin de Alcalá, pero desde allí, o sea, desde Alameda, ya volveré en bus a Ciudad Lineal. Es que el 77 es una de las pocas conexiones con las que quería ir, bueno, y hoy me viene genial. El bus estaba petado solo a Canillejas, a Ciudad Lineal ya iba sentada. Pero le digo a usted, de todos modos lo mejor es ir a pie. Y especialmente ahora, cuando camino por la ciudad, y da igual si miro a la izquierda o a la derecha, me digo: "Sí, eso lo conozco, por allí ya fui, por allí se llegará a aquel lugar y al otro." :-) De camino a casa me paro en el chino. Otra vendedora alaba mi bolso. Empiezo a tener miedo de que pronto todos ofrezcan semejantes al mío "seguramente auténticos". Pues, el día de hoy lo pasé durmiendo y "alcalando", aunque mi intención original era dirigirme a la FNAC en el sur de Madrid donde actuaba el primo de Leiva, Vikxie. Pero por una parte, era en los lugares a los que mi callojero no alcanza, además se paga un suplemento por la zona del metro B, el concierto era de pie y estoy segura de que no superaría su concierto del pasado sábado en el Búho Real. Además, en una semana debería actuar en la FNAC en el extremo opuesto de la ciudad, así que este no es mi último día y no tiene que ser el fin de los conciertos. Vamos a ver...
el domingo 12 de enero:
Dormí bien y antes de irme pulí la cocina. En la nevera me divirtió una tabla nueva. Jajaja, Jack todavía ni se ha instalado y ya tiene aquí colgado el horario de turnos. Como es domigo, salgo a Alcalá con el plan de volver a pararme en el bar de Javier. Y como es enero, es necesario dirigirme a mi destino otra vez con un rodeo por las nuevas calles. Entonces, detrás del parque El Retiro, giro a una avenida larguísima, Príncipe de Vergara. Por aquí ya fui en autobús a la embajada para votar. De camino compruebo que los buses de verdad valen un pito porque de octubre no me acuerdo de nada. Cuando llego a su fin, de nuevo, el vistazo al callojero me deja con un palmo de narices. Simplemente resulta que no estoy lejos de Prosperidad, de donde proviene el Jimmy Hendrix "pereziano" (en una canción de Pereza Leiva y Rubén cantan "...Jimi Hendrix de Prosperidad..."), igualmente me acuerdo también de Diego de León ("...chicos del metro de Diego de León..."), o sea, quiera o no quiera, tenga prisa o no, "tengo que" pasar por allí. Cuando doy vueltas por las calles estrechas, se me cruza en el camino una abuelita vieja que apenas se mantiene en pie. Siempre me emociona tanto cuando veo que, a pesar de la edad avanzada, gente así no está metida en casa. Probablemente le sonreí inconscientemente porque cuando levantó la cabeza y me percibió se encandiló. Le digo a usted cómo me encanta observar a los jubilados de aquí, generalmente van en pareja, las abuelas están agarradas a los brazos extendidos de los abuelos, acicaladas como si fueran al Teatro Real y ellos simplemente pasean por Madrid así. Tras la Avenida de Alfonso XIII avanzo hacia el aeropuerto. Bueno, mejor dicho, quiero avanzar. Querida Kristýnka, cuando el callojero te avisa de que detrás de esos bloques de pisos no hay ningún puente por el que se podría atravesar esa arteria M-30, entonces – como dice Rytmus– ¡¡¡CREÉTELO!!! (*explico: Rytmus es el apodo de Patrik Vrbovský, un rapero eslovaco superconocido, una temporada fue jurado en la versión checa y eslovaca de Operación Triunfo en la que se hizo famoso por sus comentarios, uno de ellos fue su frase que utilizaba de sobra "¡Creételo!") Pues, me demoré un rato antes de lograr encontrar el buen camino sin tener que regresar deshonrosamente o, aún peor, aprovechar los servicios de la EMT. Para conectarme a Alcalá vuelvo a ir por la Avenida de América. Decidí darle, o mejor dicho, dar a esa calle Josefa Valcárcel una segunda oportunidad. Pero "las chicas" fallaron. Simplemente allí no se encuentra ninguna acera hagas lo que hagas. Para llegar al bar de Javier con más retraso, decidí examinar además el parque Pinar de Barajas. Por la Alameda me encamino hacia el Estadio Olímpico, en cuyas cercanías encontré el local de Javier. Tengo curiosidad por saber si se acordará de mí. En cuanto entre, ya gritó cómo le alegraba verme. Pedí un sándwich y café, automáticamente recibí tapas y además alguna delicia en forma de patatas machacadas y sazonadas con pimentón dulce y trozos de tocino. A su cuenta. Aun así le dejo cinco euros, ya que una actitud tan amable merece una debida recompensa. Javier estaba encantado y exclamaba "¡Muchas gracias!" y "Thank you very much!" :-) Aunque sé que hoy llegaría a casa andando sin problemas, con respecto a que mi salida se acerca, no puedo posponer mis deseos para la próxima vez. O sea, a casa voy con el 38, que conecta el barrio de Javier con la plaza Manuel Becerra.
el lunes 13 de enero:
No sé qué me mató o agobió tanto, pero hoy no fui capaz de levantarme. Es decir, para ir a la clase del Hablador. El tiempo soleado me obligó a salir sobre la una de la cama y el tiempo libre no planeado aprovecharlo por lo menos para dar el paseo "pendiente", es decir, rodear los lugares que todavía necesito ver y están tan "dispersos" por Madrid que no me convienen en niguna ruta normal, o voy a la facultad o por Alcalá. Con un papel que parece una hoja de la compra, salgo hacia el bullicio de la ciudad. Todavía en Atocha, de camino con rumbo al barrio La Latina, recordé que quería encontrar el lugar donde a finales de octubre se había celebrado el encuentro con Benjamín Prado, el cual yo aquella vez me había perdido. Hoy salió bien y además, por pura casualidad, descubrí el club mítico Caracol que no obstante ahora afronta problemas de funcionamiento. Originalmente allí debía ser el concierto de Alamedadosoulna, pero lo trasladaron a la sala Gloss. Desde allí me dirigí al centro, a la plaza Conde de Barajas, donde según Juan de Amaral tienen la sede los mejores estudios de grabación; encontré otro local mítico, El rincón del arte nuevo, en el que había empezado su carrera Quique González, y por la calle Segovia llegué hasta el río. Ya quería encaminarme a casa, pero como está cerca el parque Casa de Campo donde tampoco había estado todavía, regresé a casa yendo por él. Pero es tan inmenso que solo di una vuelta alrededor del lago y el resto lo conoceré cuando llegue allí con el teleférico que tengo planeado con Marcelka. De camino al centro avisté un libro bonito sobre Madrid. Por suerte, la librería estaba cerrada. Por desgracia, volviendo del centro ya no. ¡Con los libros acabé! Si la próxima vez ves el escaparate, ¡hacia atrás, Horská! (¡¡¡pero esta publicación es de verdad exitosa!!!) Cuando regreso tropiezo con Inma en la puerta del portal. Ella automáticamente llama el ascensor porque dice que le duelen las piernas. Las mías se sienten igual, pero ¿¿¿dejar que me suban solo por cuatro plantas??? En el piso enciendo el portátil. Primero me alegra mucho Benjamín Prado, ya que me escribió personalmente al Facebook un agradecimiento por el regalo – el libro no solo le deleitó sino que además le interesa muchísimo y dice que enseguida se pondrá a leer. Bueno, y luego ese elogioso mail de usted. Con Čapek, sin duda, tengo una cosa en común. No sé si usted conoce su libro "Viaje a España" (* publicado en 1930), no obstante, en el capítulo dedicado a Madrid describe su amor por la calle Alcalá – bueno, está claro que no la recorrió completa, ya solo porque aquella vez era notablemente más corta, y a la vez alaba solo una parte, sin embargo, debajo de eso firmaría sin vacilar:
- "Lo sé, aquí, sin duda, tendría que contar muchas otras cosas, por ejemplo la historia de Madrid, la vista del Manzanares, los jardines del Buen Retiro, el Palacio real con guardias de rojo y el barullo de los niños guapos que gritan en el patio, toda una serie de iglesias y museos y otras cosas dignas de ver. Si esto os interesa, leedlo en otra parte, yo os ofrezco sólo la Puerta del Sol, y por ser vosotros, añadiré la calle de Alcalá y la calle Mayor, con todo el pueblo de Madrid en una noche cálida. Hay en el mundo lugares sagrados; hay calles hermosísimas cuya belleza es irracional y misteriosa como el mito. En Marsella, la Canebière; en Barcelona, las Ramblas; en Madrid, la calle de Alcalá. Si uno las sacara de su entorno, de su jugo, privándolas de su vida y de esa especie de olor local, para colocarlas en otro lugar, no encontraría en ellas nada especial. Bueno, diréis vosotros que la de Alcalá es una calle bastante ancha y bonita, ¿y qué más? ¡Qué más, hombres de poca fe! (...) La Canebière, las Ramblas, Alcalá; las calles más hermosas del mundo rezuman vida como el vino sale de la copa."
De Čapek es todo, volvamos a su mail. Olvide "La guía de Madrid desde el punto de vista de una estudiante". Ya solo con el título ofenderá a todos los empollones auténticos que una estancia de estudios así la toman, por lo menos, un poco en serio, y claro, ¡a mí no me puede meter en el mismo saco! ¡Horská y estudiante! Y le aseguro que los escritos de una friki, que por todas partes va andando y su programa lo subordina a alguna música para los checos muy lejana, nadie lo publicará y nadie lo leerá, de verdad. :-)
el martes 14 de enero:
Esta vez salgo de la cama con éxito, aunque casi me quedé dormida, ya que soñaba con apagar el despertador, lo que a continuación resultó ser realidad. La Didáctica de hoy no puedo fumármela ni quiero. Primero, las clases en serio me gustan y hoy vamos a repasar la materia para el test. En la clase, mi compañera Lucía notó mi cuaderno decorado con las fotos de Amaral y Leiva y le interesó mucho cuánto suelen costar las entradas de él, que me acompañaría con gusto cuando alguno tenga lugar. En Psicología intercambio unas palabras con la amable Noemi, intenta tranquilizarme acerca del examen entrante. Por cierto, ¡Marcelka ayer aprobó Latín! Regresando de la facultad, después de un tiempo, me paro en mi tienda favorita a por la barra de pan. La vendedora me preguntó si yo había estado de vacaciones porque hace mucho que no aparecía por allí. Esa cercanía de aquí me encanta, de verdad. Yendo a casa sonrío a todos lados. Después de llegar descubro dos novedades geniales – la primera es el vídeo de la grabación del nuevo disco de Leiva, y la segunda es la información de que el jueves aparecerá en Youtube esa canción Vértigo de Leiva. Bueno, ¡ya era hora!
el miércoles 15 de enero:
Antes de salir a la clase del Hablador, como de un trago la sopa y el plato completo porque después de clase tengo que esperar a Elsa para ir a recoger en su oficina los documentos firmados. Y también pienso volver a ir al Café Madrid, esta vez a tomar una copa de vino blanco. La Psicopatología del lunes me la fumé y probablemente no pasó nada especial, pero hoy me perdería mucho. Es que el Hablador trajo los examenes de muestra y a mí se me congeló la sonrisa en los labios. Y como noté, mis compañeros parecían igual. Evidentemente no será una cosa tan facilísima como llevaba unos meses esperando. Después de la clase, por fin, pedí a las chicas que están sentadas detrás de mí si me podrían enviar al email sus apuntes, porque al ser extranjera de vez en cuando algo no lo había entendido y querría repasarlos. Marta, esa "activista", prometió enviármelos. Dado que terminamos pronto, se me ocurrió aprovechar una hora de tiempo echando un vistazo a un parque que había recomendado Juan y que tenía -qué sorpresa-todo el tiempo detrás de la facultad. Luego me dirijo a la oficina de Erasmus diciendo que llego para recoger los documentos firmados. Elsa no logra encontrarlo, al final resulta que esos papeles siguen estando en la mesa, debajo de un montón de otros papeles y, claro, sin sello. Me pide perdón, dice que lo arreglará pronto, me avisará por mail y me los dejará en la conserjería. Hambrienta y sin papeles me encamino hacia una pastelería a tomar una napolitana. No es solo que mi comida completa la digerí completamente e incomprensiblemente pronto, aparte de matar el hambre, necesito preparar mi organismo para una copa de vino blanco. La acabo comiendo ejemplarmente sentada en el banco y luego ¡yupi! al camino de la calle Guzmán El Bueno a Belén. Pero ups, ¡¿hoy Café Madrid está cerrado, aunque hace una semana a estas horas estaba abierto?! Bueno, y luego oriéntese en ello. O sea, llena y no borracha puedo salir a casa y por lo menos, le puedo acabar de escribir mis otras megatonterías, ¡por fin!
Saluda
Kristýna, por desgracia del azar excepcionalmente sobria, desde Madrid
Fotodocumentación n° 27
Primer disco de Quique González; el club Caracol; la calle Segovia; el parque Casa de Campo con el lago; el restaurante "Casa Paco" conocido de la canción "Madrid" de Pereza; el Centro Abogados de Atocha donde en octubre presentó su libro Benjamín Prado y yo no lo encontré a tiempo; mis zapatos "de siete leguas" rotos en pedazos; varios parques; una guardería decorada con escenas de Winnie the Pooh; el club El rincón del arte nuevo; el jardín junto al Palacio Real y el libro "Madrid por dentro" que acerca la ciudad a través de las personajes en los nombres de las estaciones de metro.
K.
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