¡Mi querida maestra! La mitad de mi estancia de 150 días en Madrid ya pasó, la otra mitad me espera. Pensé y recapitulé esos 75 días transcurridos. También esta vez podría reducirlo a solo una oración compuesta: estoy harta de las clases, asisto a los conciertos, encuentro a Leiva, como mucho, lavo y "Alcaleo". Eso es todo, pero si usted tiene tiempo y ganas, soy capaz de decribírselo como siempre: con la megalongitud. el sábado 16 de noviembre: El día libre+un tiempo malo=mi Alcalá. Qué va, los nubarrones no me paran. Antes de irme, me refresco con una sopa de calabaza y a pesar de la presencia de Emejota en la habitación de al lado, después de algún tiempo logro darme el gusto de ponerme la mascarilla facial de barro. Estoy encerrada en mi habitación y cuando la mascarilla ya se va endureciendo o mejor dicho, secando, llego corriendo al cuarto de baño para que a Pepi no le dé un yuyu. Me voy bastante abrigada, equipada con un termo de té caliente. Como se puso a llo...
Otro Erasmus. Otro Madrid. Otro diario.